Escatología, la séptima y última división, la doctrina que corona la Teología Sistemática. Las primeras seis divisiones encuentran su cumplimiento y complemento en la Escatología, la doctrina del futuro. La teología, la doctrina de Dios, encuentra su complemento en el futuro porque la eternidad revelará el perfecto carácter y gloria de Dios. La antropología, la doctrina del hombre, encuentra su complemento en el futuro, porque en el Dios de mañana, el hombre experimentará su destino final. Los redimidos recibirán la vida eterna y el impío, la destrucción eterna. Hamartiología, la doctrina del pecado, encuentra su cumplimiento en el futuro porque el salario del pecado será pagado en la segunda muerte, el pecado será removido de la tierra, y la muerte misma será destruida. Cristología, la doctrina de Cristo, encuentra su complemento en el futuro porque el Dios de mañana revelará la gloria de Cristo como Salvador y Señor. La Escatología está centrada en la persona y en la futura obra de Cristo, el Rey de los reyes. La Soteriología, la doctrina de la salvación, encuentra su cumplimiento en Dios del mañana porque la salvación del creyente será completa solamente mediante su resurrección para la inmortalidad en el retorno de Cristo. En el Reino de Cristo, los redimidos serán salvos de la presencia del pecado. Eclesiología, la doctrina de la Iglesia, encuentra su cumplimiento en el futuro porque la Iglesia será completa, glorificada y entronizada con Cristo cuando el novio regrese. Por lo tanto, la Escatología, es la doctrina que corona la Teología Sistemática.
La escatología deriva su nombre de la palabra griega eskjatos, que significa lo último, lo postrero, o las últimas cosas. (Juan 6: 39, 40, 11: 24, 12: 48). El plan de salvación de Dios incluye promesas para el futuro así como provisiones para el presente. Aunque el evangelio provee muchas bendiciones para la vida presente, el objetivo del evangelio es la salvación eterna para el hombre en el futuro reino de Cristo. Pablo enfatizó que el hecho de la futura resurrección es esencial para la salvación del hombre cuando escribió: "Si solamente para esta vida esperamos en Cristo, somos los más dignos de lástima de todos los hombres." (1 Corintios 15: 19). "La piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente y de la venidera" (1 Timoteo 4: 8). Al que abandona todas las cosas y personas por el nombre de Cristo tiene la promesa de "recibir cien veces tanto," sino que él "heredará la vida eterna" (Mateo 19: 29).
El futuro está incluido en la triple salvación, que el evangelio provee al hombre. En la experiencia cristiana, existe una salvación pasada, la cual es un hecho cumplido; existe una salvación presente, la cual es un proceso progresivo; y existe una salvación futura, la cual es una promesa de esperanza. El creyente puede decir con verdad: "Yo fui salvo, yo estoy siendo salvo, y yo seré salvo."
Mediante la obra de nuestro Salvador, el pecador tiene la promesa de la salvación de la presencia del pecado, así como de la pena y el poder del pecado. El pecador recibe la salvación de la pena del pecado en su conversión. Jesús pagó la pena del pecado en su muerte sacrificial. El creyente recibe la salvación del poder del pecado progresivamente en la medida que permite que Cristo habite en su mente y su corazón. El poder de Cristo equilibra el poder de la mente carnal. El creyente adquirirá la salvación de la presencia del pecado en el futuro reino de Cristo. La presencia del pecado es la evidencia del pecado en el ambiente. Cuando Cristo regrese, él transformará el ambiente del hombre, este planeta, de modo que "la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar" (Isaías 11: 9). El cuerpo del creyente será transformado de la mortalidad a la inmortalidad. La tierra será purificada y restaurada como el paraíso de Dios.
La salvación de la pena del pecado se refiere al pasado; la salvación del poder del pecado se refiere al presente; y la salvación de la presencia del pecado se refiere al futuro. En vista de la triple salvación, el creyente puede orar: "Señor, limpia mi pasado, consagra mi presente, ilumina mi futuro.
Él limpia el pasado del hombre a través de su sangre; consagra el presente del hombre a través de su poder, el Espíritu; ilumina el futuro del hombre mediante las promesas de su futuro Reinado. La Escatología incluye el estudio de las promesas y profecías concernientes al futuro del hombre.
Dios es conocedor del futuro y, mediante la profecía divina, él ha revelado sus secretos al hombre. El agnosticismo enseña que el futuro no puede ser conocido, que Dios se esconde en oscuridad, y que el hombre debe permanecer en perpetua ignorancia concerniente a su naturaleza y planes. El teísmo cristiano, por otro lado, asegura que Dios ha planeado un futuro eterno y que ha comunicado hechos sobre el futuro del hombre.
Dios es perfecto en conocimiento. Su conocimiento es infinito, eterno, y completo. En cuanto al tiempo, el conocimiento de Dios incluye todas las cosas, pasadas, presentes, y futuras. Él conoce los detalles del futuro así como del pasado. "Conocidas de Dios son todas las cosas desde el principio del mundo" (Hechos 15: 18). Él "llama las cosas que no son como si fueran." (Romanos 4: 17). A través de Isaías, Dios muestra su habilidad para predecir el futuro como prueba de que es un Dios único. Él dijo: "¿Quién hizo y realizó esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, soy el primero, y yo mismo seré con los últimos". (Isaías 41: 4). "He aquí, ya se cumplieron las cosas primeras y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré saber." (Isaías 42: 9). "¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? ¡Que les anuncien lo que viene, lo que está por venir!"(Isaías 44: 7). "Acuérdate de las cosas pasadas desde la antigüedad: que yo soy Dios, y no hay otro Dios, no hay otro semejante a mí; que anuncio el fin desde el principio y, desde la antigüedad, las cosas que aún no han sucedido; que digo: mi consejo será firme, y haré toda mi voluntad; "(Isaías 46: 9, 10). "Por eso te lo dije ya hace tiempo; antes que sucediera te lo advertí, para que no dijeras: Mi ídolo lo hizo, mis imágenes de escultura y de fundición mandaron estas cosas". Lo oíste y lo viste todo, ¿y no lo anunciaréis vosotros? Ahora, pues, te he hecho oír cosas nuevas y ocultas que tú no sabías."(Isaías 48: 5, 6).
El hombre está apto para conocer sobre el futuro porque Dios, mediante las promesas, reveló sus planes al hombre. Sin la revelación divina, el hombre no puede conocer lo que el futuro depara. El hombre no puede adquirir conocimiento sobre el futuro por medio de alguien que le lea el futuro, médiums espirituales, o los oráculos de Delfos. Él no puede aprender lo que el futuro depara por la observación de las nubes, vuelo de los pájaros, posición de las estrellas en el cielo, líneas en la mano de una persona, golpeando la cabeza de una persona, té de hojas, jugando cartas, jugando a los dados; lanzando suerte, análisis de sueños, y supersticiones similares. La divina revelación es la única fuente de conocimiento para el hombre en relación al futuro.
La profecía es la revelación de Dios en cuanto a los acontecimientos futuros. Alguien estimó que casi un cuarto de los textos de la Biblia eran proféticos cuando fueron escritos. Muchas profecías bíblicas naturalmente se cumplieron. Cuando los eventos predichos ocurren, la profecía se convierte en historia. Por lo tanto, profecía, es la historia escrita con antelación. Las profecías bíblicas cumplidas constituyen una importante prueba para la inspiración de la Biblia. Finalmente, toda profecía tendrá su cumplimiento.
La gloria del mañana de Dios excederá en mucho a los sueños más deseados del hombre. Un autor podría escribir un libro, describiendo en detalle su ideal de una eternidad perfecta; un artista podría pintar un cuadro ilustrando con colores ardientes su visión de un ambiente perfecto. Estos, sin embargo, no se puede comparar con lo que Dios ha prometido en su Palabra. No habrá decepción en el amanecer de Dios. Toda necesidad del hombre será satisfecha; todo el anhelo del corazón del creyente será realizado.
La especulación humana ha generado muchas falsas teorías concernientes al futuro. Los ateos niegan la existencia de Dios e insisten en que el hombre no tiene una vida para el futuro. El Hinduismo asegura que el "alma" humana se transporta de un cuerpo a otro, y que en la muerte el hombre es reencarnado como un animal u otro ser humano. El Budismo enseña que el objetivo de la vida esta en obtener Nirvana, un estado de la nada, donde el alma se absorbe hacia la naturaleza divina. Los indios americanos visualizaron la futura vida del hombre como una "tierra para una feliz cacería." La mitología clásica entendió los muertos como cruzando el río Styx dentro de un barco; los romanos colocaban una moneda en la mano o boca de la persona muerta para que fuera el pago del paso. Platón, el filósofo griego pagano, formuló la teoría de la inmortalidad natural del alma. Él enseñó que el hombre tiene una naturaleza inmaterial que puede poseer conciencia separada del cuerpo del hombre, y que esta naturaleza inmaterial es inmortal. Enseñó que la muerte no es absolutamente la muerte; es la continuación de la vida en una nueva forma y en otro lugar. De acuerdo con Platón, la materia es mala; y el cuerpo y la tierra contaminan el alma. La purificación y la verdadera felicidad, enseñó él, puede ser obtenida cuando el alma del hombre es liberada del cuerpo y cuando el hombre reside en separado de la tierra. Muchos sistemas teológicos del cristianismo aceptaron la teoría de Platón y enseñan que en la muerte el hombre va al cielo o al infierno ardiente. Estas teorías son falsas.
Sólo la Biblia muestra con precisión la figura concerniente a lo que Dios ha planeado para el futuro. En contraste al dualismo griego, la Biblia enseña que el cuerpo del hombre y la tierra no presentan maldad en sí. Dios creó la tierra y el cuerpo del hombre, y él se alegró cuando terminó su obra. El plan de redención de Dios incluye el cambio del cuerpo del creyente de la mortalidad a la inmortalidad y la transformación de la tierra en el paraíso de Dios. El cristiano redimido poseerá un cuerpo físico real, material e inmortal, y habitará en este planeta, purificado, transformado, y restaurado a sus condiciones originales de pureza y perfección.
El plan de salvación de Dios resultará en la revelación de su gloria. Un principal objetivo del plan de redención de Dios es el establecimiento de su gobierno sobre el hombre y la tierra. Cuando este objetivo se alcance, la famosa oración enseñada por el Señor Jesús será respondida: "Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra". (Mateo 6: 10). Entonces, "la tierra se llenará del conocimiento del Señor, como las aguas cubren el mar" (Isaías 11: 9). El tema más importante asociado con el plan de Dios para el futuro Reino de Dios.
Dios cumplirá su obra de establecimiento de su reino por medio de Jesucristo. Jesús es el gobierno personalizado de Dios. A través de Cristo, Dios está "reconciliando al mundo para consigo" (2 Corintios 5: 19), y está conquistando todas las cosas para sí. Jesús es el principio de la nueva creación, el dador de la vida, el Juez y el Rey. Cuando la obra de Cristo esté completa, presentará el Reino a Dios como una tarea cumplida. "Luego el fin, cuando entregue el Reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y todo poder. Preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte, porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero, luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos"(1 Corintios 15: 24, 25, 28).
El principal período asociado con el futuro reinado de mediación de Cristo, y considerado por la Escatología, es el milenio, o mil años. (Apocalipsis 20: 2-7) El milenio no es el objetivo final de la futura obra de Cristo; el milenio será un período de "transición", un medio para alcanzar un objetivo. Los eventos principales de la escatología se pueden clasificar como aquellos que ocurren antes del milenio, aquellos que ocurren durante el milenio, y aquéllos que ocurrir después del milenio.
Los principales factores incluidos en el estudio de la Escatología son la segunda venida de Cristo, la resurrección, la venida del Reino de Cristo, la restauración de Israel, los futuros juicios divinos, y la nueva tierra. Estos temas serán considerados en los siguientes capítulos de Escatología.
Esperanza es la actitud del creyente hacia el futuro. El creyente ora: "Señor, purifica mi pasado, consagra mi presente, e ilumina mi futuro." Cuando el Señor purifica el pasado del hombre, él ejerce la fe. Cuando el Señor consagra el presente del hombre, su nueva criatura se caracteriza por el amor. Cuando el Señor ilumina el futuro del cristiano, adquiere confianza. Pablo lista la fe, la esperanza y el amor como tres factores que permanecen en 1 Corintios 13: 13. Él recomendó a los hermanos en Tesalónica la "obra de fe, trabajo en el amor, y la paciencia
esperanza "(1 Tesalonicenses 1: 3). Estas tres frases resumen los escritos de las principales epístolas, lo que incluye Santiago, las dos cartas de Pedro, las tres cartas de Juan, y la carta de Judas. "La obra de la fe" es el resumen del libro de Santiago; "Paciencia en la esperanza" resumen los escritos de Pedro; "Trabajo en el amor" resumen los escritos de Juan. Judas, al comentar la apostasía, muestra la necesidad de fe, esperanza y amor. Estos tres factores están a menudo en el eslabón del Nuevo Testamento. (Colosenses 1: 4, 5, 1Pedro 1: 21, 22.)
La esperanza es igual al deseo más la expectación. Deseo menos esperanza es igual al mero deseo. La expectación menos el deseo es igual a temor. La esperanza debe incluir tanto deseo (Proverbios 13: 12) como expectación. (Proverbios 10: 28.) Aquel que espera que algo suceda quiere que el evento ocurra y espera que ocurra. El deseo, como un factor en esperanza, encuentra su base en la necesidad humana. La expectación, por otro lado, está basada en las promesas de Dios. ¿Por qué el hombre desea ciertas cosas? El hombre desea ciertas cosas porque las necesita. Él espera que ciertas cosas sucedan porque Dios dijo que ellas ocurrirían. El hombre desea resurrección para la inmortalidad, perfecta paz, y un hogar eterno en el futuro Reino de Cristo porque él experimenta estas necesidades. El creyente espera recibir estas bendiciones porque Dios prometió tales cosas en su Palabra. Los textos más importantes en el Nuevo Testamento concernientes a la esperanza son: Romanos 5: 2, 4, 5; 8: 20, 24, 25; 12: 12; 15: 4, 13; 1 Corintios 13: 7, 13; 15: 19; 2Corintios 3: 12; Gálatas 5: 5; Efesios 1: 18; 2: 12; 4: 4; Colosenses 1: 5, 23, 27; 1Tesalonicenses 1: 3; 2: 19; 4: 13; 5: 8; 2 Tesalonicenses 2: 16; Tito 1: 2; 2: 13; 3: 7; Hebreos 3: 6; 6: 11, 18; 11: 1; 1Pedro 1: 3, 13, 21; 3; 15; 1Juan 3: 3.
La segunda venida de Cristo es la esperanza bendecida de los creyentes. "mientras aguardamos la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo", (Tito 2: 13). Los cristianos tienen muchas esperanzas para el futuro. Pero una esperanza que sobrepasa a todas las demás, es el retorno de Cristo, porque tornará posible las otras esperanzas. La esperanza bendecida, el retorno de nuestro Señor, es la puerta abierta al mañana de Dios.
La esperanza del creyente está centralizada no en una cosa, sino en una persona, el Señor Jesucristo. "El mismo Señor descenderá del cielo" (1 Tesalonicenses 4: 16). El creyente no mira tanto a la venida de Cristo, sino al Cristo por venir. Él está esperando no el acontecimiento, sino a la persona. La esperanza que asegura el evangelio para la humanidad esté en persona gloriosa, Jesucristo. Él es la única esperanza del mundo. Sólo Cristo es la respuesta; Él es la única salida, la única solución a los problemas del mundo. Como justo Rey de la tierra, sólo él puede transformar el mundo de caos y traer justicia, paz, y verdadera felicidad para la humanidad. Jesús es el hombre de la hora; él es la única persona que hoy necesita el mundo.
Los escritores de la Biblia usan la esperanza del Dios mañana como una influencia de motivación para inspirar a los hombres a aceptar a Cristo como sacrificio, permitir que hoy cambie sus vidas y los prepare para su futuro reinado. "Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro" (1 Juan 3: 3). "Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir... Por eso, amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprochables, en paz". (2Pedro 3: 11, 14). Por el hecho de buscar "la esperanza bendecida" (Tito 2: 13), los cristianos rechazan la "impiedad y concupiscencia mundana" y viven "sobria, justa y piadosamente, en este presente siglo" (Tito 2: 12).
La vida del hombre hoy es un crédito. Todo pertenece a Dios. Cada minuto que vivimos es un minuto de Dios; cada soplo que respiramos viene de él. Dios prueba al hombre hoy en preparación para la vida de mañana. Como el roble está en la bellota, y la canción en la nota musical, la eternidad está en los minutos que hoy vivimos. Como hoy vivimos en el hombre de hoy determinará cuán privilegiados seremos, mediante la gracia de Dios, para vivir en el mañana de Dios. Si el hombre desea vivir con Dios durante la eternidad, debe dedicar tiempo para vivir hoy con Dios y para Dios. Alguien escribió:
No hay tiempo para Dios?
Qué tontos somos, amontonar
Nuestras vidas con cosas en común,
Y dejar fuera de la puerta del corazón
El Señor de la vida y la vida misma
Nuestro Dios.No hay tiempo para Dios?
Tan pronto para decir que no hay tiempo
Para comer o dormir, amar o morir.Tómate un tiempo para Dios,
O emanarás tu alma;
Y cuando el ángel de la muerte
Venga llamando a tu puerta,
Serás una pobre deforme cosa
Para entrar en la eternidad.Cuando te encuentres cara a cara,
¿Tendrá él, tendrá Él
Tiempo para ti?
Dios desea que los cristianos sean "conforme a la imagen de su Hijo" (Romanos 8: 29). Él planea que ellos hoy sean como Cristo en pensamientos, actitudes y acciones. Él planea que ellos sean como Cristo en su naturaleza física inmortal cuando en la resurrección. (1Juan 3: 2, Filipenses 3: 21.) Si una persona desea experimentar un cambio en la naturaleza física con ocasión de la resurrección, debe experimentar un cambio en la postura ante Dios y así como un cambio hoy en el carácter y conducta. La transformación exterior en el mañana de Dios depende de su transformación en la vida cristiana hoy. Para que uno tenga un cuerpo espiritual en la resurrección depende de que hoy tenga una mente espiritual.
Si una persona quiere estar con Cristo (1 Tesalonicenses 4: 17, Apocalipsis 3: 21, 17: 14, 20: 6) en su regreso y en su futuro reino, éste debe estar en Cristo (Romanos 8: 1, 2 Corintios 5: 17) Juan 15: 4, 7, 1 Tesalonicenses 4:16) y permitir que Cristo habite en él. (Gálatas 2: 20, Juan 15: 4, Apocalipsis 3: 20, Romanos 8: 9, 10, Colosenses 1: 27, 2 Corintios 13: 5) El creyente entra en Cristo en la conversión; Cristo entra en el creyente cuando habita en él a través de su Espíritu.
Si un hombre desea ser salvo de la presencia del pecado en el futuro Reino de Cristo, debe permitir que Cristo lo salve de la pena y poder del pecado hoy. Cristo salva al creyente de la pena del pecado a través de su sacrificio, el cual se hace eficaz en la conversión del pecador. Cristo salva al creyente del poder del pecado a través de su poder que reside internamente, el Espíritu.
Si una persona quiere habitar en el Reino del Príncipe de la Paz, donde habrá paz entre los animales (Isaías 11: 6-9), paz entre las naciones (Isaías 2: 4), y paz en la tierra (Isaías 9: 7, Salmos 72) : 7), debe hoy poseer paz con Dios (Romanos 5: 1) y paz de Dios (Filipenses 4: 7, Gálatas 5: 22, Isaías 26: 3). La paz con Dios se hace posible mediante el sacrificio de Cristo; y se hace eficaz inmediatamente en la conversión. La paz de Dios es un fruto del Espíritu; es el resultado de la morada de Cristo en la vida del creyente a través de su Espíritu. La paz de Dios aumenta el crecimiento del creyente en Cristo.
Si alguien desea tener parte en la nueva era de la eternidad donde todas las cosas serán nuevas (Apocalipsis 21: 5), habitar en la nueva tierra (Apocalipsis 21: 2), poseer una nueva naturaleza física, la inmortalidad, recibir un nuevo nombre (Apocalipsis 21 : 17), y cantar una nueva canción (Apocalipsis 14: 3, 5: 9, 10), debe hoy convertirse en una nueva criatura en Cristo. (2 Corintios 5: 17.) Debe transformarse en la renovación de la mente. (Romanos 12: 2), debe vestirse del nuevo hombre (Efesios 4: 24), y andar en novedad de vida. (Romanos 6: 4.)
Si una persona desea habitar en el mañana de Dios donde no habrá más mar (Apocalipsis 21: 1), muerte (Apocalipsis 21: 4), lamento (Apocalipsis 21: 4), templo (Apocalipsis 21: 22), noche (Apocalipsis 21: 23-25), y maldición (Apocalipsis 22: 3), debe hoy permitir que Cristo purifique y transforme su vida de forma que esta persona no tenga más pecado. (Apocalipsis 21: 27, Gálatas 5: 21, 1 Corintios 6: 9, 10). La vida del creyente estaba llena de pecado, pero ahora está perdonado. Una vez estuvo ante el Juez del universo bajo condenación. Ahora, él aceptó al único que se entregó por sus pecados y resucitó para su justificación. Para él, "no hay condenación" (Romanos 8: 1). Ahora él se coloca ante Dios a través de Cristo. Si una persona desea que Dios lo incluya en su glorioso reino, debe hoy excluir el pecado de su vida.