La existencia de Dios establece el hecho de que Dios es. La personalidad de Dios revela quién es Dios. La naturaleza y unidad de Dios considera que Dios es. Los atributos de Dios se refieren a lo que Dios es.
Los atributos de Dios son sus características identificadoras y distintivas. Éstas se refieren a esas particularidades y perfecciones atribuidas a él en la Biblia y reveladas por él en sus obras. Esas características son intrínsecas, esenciales y cualidades permanentes dentro de la naturaleza divina. Ellas denota, lo que es Dios.
"Los atributos de Dios son aquellas características que distinguen a la naturaleza divina las cuales son inseparables de la idea de Dios y las cuales constituyen la base y fundamento para sus varias manifestaciones hacia sus criaturas. (Strong, op. Cit., P.244).
Por los atributos de Dios, en discernimiento procedente de la sustancia de Dios, queremos referirnos a las cualidades que son inherentes a la sustancia y constituyen una descripción analítica y aproximada de ellos. Los atributos deben ser entendidos como real objetivamente y no meramente como un modo subjetivo del hombre de imaginar a Dios, y como una descripción de modo particular en el que la esencia divina exista y opere y no como denotando partes distintas de Dios. Los atributos son la diferencia del género esencia y sustancia ". (Thiessen, Op. Cit., P. 123).
Los teólogos han clasificado los atributos de Dios de muchas formas diferentes. Ellos han resumido y agrupado la descripción de la naturaleza de Dios bajo varios títulos.
Una doble clasificación de los atributos de Dios consiste en "atributos negativos" y "atributos positivos". Los atributos negativos se refieren a aquellas cualidades que niegan imperfecciones en la naturaleza de Dios. Ellas identifican lo que Dios no es. Por ejemplo, Ellos designan cualidades que niegan imperfecciones en la naturaleza de Dios. Ellos designan lo que Dios no es. Por ejemplo, Dos es inmutable, inmortal e incambiable.
Otra clasificación de los atributos de Dios consiste en atributos incomunicables y atributos comunicables. Los atributos incomunicables se refieren a aquellos atributos que pertenecen únicamente a Dios y no pueden ser concedidos al hombre. Los atributos comunicables son aquellos que se pueden encontrar a escala limitada en el hombre. Esta es la clasificación preferida empleada por los teólogos reformados.
Una tercera clasificación resulta en los atributos de Dios siendo agrupados bajo atributos absolutos o inmanentes y atributos relativos o transitivos. Atributos absolutos o inmanentes incluyen aquellos que se refieren a la naturaleza de Dios independiente de su relación con el universo. Santidad, por ejemplo, se refiere a lo que Dios es en sí mismo. La justicia y la rectitud se refieren a la santidad de Dios como se expresa en su relación con la humanidad. Algunos teólogos clasifican los atributos de Dios de acuerdo con los tres elementos de la personalidad: intelecto, sensibilidad y voluntad. Bajo el intelecto se colocaría la omnisciencia de Dios. Bajo la sensibilidad se agruparía el amor, la santidad y la verdad de Dios. Bajo la voluntad se enumeraría la omnipotencia de Dios. Aún así, nosotros sentimos que esta es una clasificación artificial e insatisfactoria.
Nosotros apoyamos la clasificación de los atributos naturales y morales de Dios. Los atributos naturales se refieren a las características físicas de Dios y su relación con la naturaleza del universo como un todo. Los atributos morales se refieren al carácter de Dios. Ellos determinan su patrón moral y su relación con la humanidad. Describiendo al hombre, por ejemplo, si usted mencionara que él es alto, fuerte e inteligente, usted estaría enumerando sus atributos físicos y naturales. Si usted dice que él era reflexivo, generoso, y dependiente, usted enumeraría sus atributos morales, usted estaría describiendo su carácter.
Los atributos naturales de Dios son: infinidad, eternidad e inmortalidad, inmutabilidad, omnisciencia, omnipresencia y omnipotencia. Aunque ya hemos dado al tema extenso tratamiento, la unidad de Dios también debe ser considerada como uno de sus atributos naturales. Los atributos morales de Dios son: Santidad, amor y verdad.
La Santidad incluye la rectitud y la justicia. Amor incluye la misericordia, la gracia, la amabilidad y la benevolencia. La verdad incluye autenticidad y fidelidad. Cuando nos referimos a un grupo de atributos de Dios como naturales, no decimos que estas cualidades pertenecen naturalmente a Dios y todas las otras características son extrañas o adquiridas. Todos los atributos de Dios se originan de él. Todas son intrínsecas en su naturaleza. Los atributos de Dios, entonces, están interrelacionados. Cada atributo condiciona y modifica todos los demás atributos. El amor de Dios es santo. Su poder es eterno; Su sabiduría infinita, Su santidad inmutable. Dios es una persona que tiene una naturaleza no dividida o indivisible por el ejercicio de sus muchos atributos.
La gloria no es un atributo separado de Dios. Su gloria manifiesta su belleza, su luz, su esplendor. La gloria de Dios resulta de sus atributos. La bienaventuranza designa la condición de Dios en la naturaleza íntima que resulta del ejercicio subjetivo de sus atributos. Dios es reconocido como glorioso cuando es visto en su verdadera naturaleza. En la eternidad, cuando la tierra esté llena de la gloria del Señor, los hombres reconocerán a Dios como él realmente es.
Glorificar a Dios significa declarar o mostrar que Dios es glorioso. En el acto de glorificar a Dios los hombres no cambian la naturaleza de Dios. Ellos no hacen a Dios glorioso. Dios es glorioso independiente de lo que los hombres hagan. De la misma manera, cuando los hombres santifican a Dios en sus corazones, no hacen a Dios santo. Ellos no alteran su naturaleza santa. Dios ya es infinitamente santo. Su santidad no puede crecer o disminuir. Santificar a Dios significa declarar o mostrar que Dios es santo. Glorificar a Dios es el acto mediante el cual los hombres declaran, que Dios es glorioso. Dios es glorioso en cada uno de sus atributos y en la suma total de su naturaleza y obras. "Bendito sea el Señor Dios, el Dios de Israel, el cual hace maravillas, y bendito sea su glorioso nombre para siempre; y sella toda la tierra llena de Su gloria, Amén, y Amén. "(Salmos 72: 18,19).