La historia de la inmortalidad condicional comienza en la Biblia. Los hombres que escribieron los libros de la Biblia enseñaron consistentemente que el hombre no es inmortalidad. Ellos revelaron que el hombre es totalmente mortal. La inmortalidad y la vida eterna son figuradas en la Biblia como don de Dios que puede ser adquirida solamente a través de Cristo. Sin Cristo no hay esperanza de vida eterna. El pecado resultará en muerte; el impío experimentará la destrucción final. La inmortalidad condicional fue una creencia de la Iglesia del Nuevo Testamento. Era la enseñanza original, oficial y ortodoxa de la religión cristiana. Cualquier creencia contraria ha resultado como fuga de la verdad.
Los escritos de los primeros padres antenicenos muestran que ellos creían en la inmortalidad condicional. Ellos pusieron la esperanza del creyente en la resurrección para la inmortalidad en la segunda venida de Cristo. Ellos describieron el destino final del impío como la destrucción. Ellos confirmaron la inmortalidad como un don de Dios, aún por venir.
1. Clemente de Roma. Clemente de Roma, supuestamente un compañero de Pablo (Fil. 4: 3) escribió: "¡Qué bendito y maravilloso, buenos, son los dones de Dios! ¡Vida en inmortalidad, esplendor en justicia, verdad en perfecta confidencia, fe en seguridad, auto control en santidad! ... Por lo tanto, arduamente empeñarnos en encontrar el número de aquellos que esperan por Él, de modo que podamos compartir en sus dones prometidos ." (Primera Epístola de Clemente a los Corintios. Capítulo XXXV. Padres Antenicenos. Nueva York: Scribners, 1899, Vol. I, pág. 14)
2. Ignacio. Ignacio y su amigo Policarpo, un discípulo de Juan, enseñaron la vida sólo en Cristo. Policarpo fue líder de la Iglesia de Smirna para la primera mitad del segundo siglo. Él fue quemado en un poste como mártir en el año 155. Ignacio era el líder de la Iglesia de Antioquía. Lanzado a los leones en el Coliseo de Roma, murió como un mártir delante de Trajano en el año 107. Ignatius escribió: "Sé sobrio como un atleta de Dios: el precio puesto delante de ti es la inmortalidad y la vida eterna, de la cual tú también es inducido." (Epístola de Ignacion a Policarpo) Capítulo II: Los Padres Antenicenos Vol. I, página 94).
3. Teófilo. Teófilo de Antioquía, obispo de la iglesia en esta ciudad durante el reino de Marco Aurelio, escribió tres libros para un amigo idólatra, Autólico, para convencerlo de la verdad del cristianismo. Teófilo murió por 181. Él escribió: "Cuando hayas bajado al mortal y te pongas en corrupción, entonces verás a Dios dignamente. Porque Dios levantará tu carne inmortal con tu alma; y entonces habiendo habido inmortal, tú verás el inmortal, si ahora tú crees en él, entonces sabrás que has hablado injustamente contra él.” (Para Autólico, Libro I, Capítulo VII, Los Padres Antenicenos. Pero alguien nos dirá: ¿El hombre fue hecho por la naturaleza mortal? Ciertamente no. ¿Era él, entonces, inmortal? Tampoco afirmamos esto. Pero uno dirá: ¿Fue él, entonces, nada? Ni siquiera esto da en el blanco. Él no era por naturaleza ni mortal ni inmortal. Porque si lo hubiera hecho inmortal desde el principio, lo hubiera hecho Dios. De nuevo, si Él lo hubiera hecho mortal, Dios parecería ser la causa de su muerte. Ni tampoco lo hizo inmortal ni mortal, pero, como dijimos antes, es capaz de ambos; de modo que si se inclinase hacia las cosas de la inmortalidad, guardando el mandamiento de Dios, debería recibir como recompensa de Él la inmortalidad, y debería convertirse en Dios; pero si, por otro lado, debe recurrir a las cosas de la muerte, desobedeciendo a Dios, él mismo debería ser la causa de su muerte. Porque Dios hizo libre al hombre, y con poder sobre sí mismo. Eso, entonces, que el hombre trajo sobre sí mismo por descuido y desobediencia, este Dios ahora le confía como un regalo a través de su propia filantropía y piedad, cuando los hombres le obedecen. Porque como hombre, desobedeciendo, se llevó la muerte sobre sí mismo; entonces, obedeciendo la voluntad de Dios, el que desea puede procurarse vida eterna. Porque Dios nos ha dado una ley y santos mandamientos; y todos los que guardan estos pueden ser salvados, y, obteniendo la resurrección, pueden heredar la incorrupción." (Para Autólico) Libro II, Capítulo XXVII, Los Padres Antenicenos Vol. II, página 105.)
4. Justino Mártir. Flavio Justino, conocido como Justino Mártir, nació en Roma en la colonia Flavia Neápolis en Samaria. Convertido al cristianismo en la tierna juventud, se convirtió en un cristiano apologista y dedicó su vida entera en defensa de la fe. Él fue decapitado como mártir en Roma alrededor de 166. Él escribió: "Para aquellas cosas que existen después de Dios, o que existen en cualquier momento, éstas tienen la naturaleza de descomposición, y son tales que muchas se borran y dejan de existir; porque solo Dios es increado e incorruptible, y por lo tanto, él es Dios, pero todas las demás cosas posteriores a él son creadas y corruptibles. Por esta razón, las almas mueren y son castigadas.” (Dialogo de Justino con Trifón, Capítulo V. The Ante-Nicene Fathers, Vol. I, pág 197).
5. Ireneo. Ireneo, un discípulo de Policarpo, que a su vez (supuestamente) fue alumno de Juan, nació en Asia Menor entre los años 115 y 125. Murió en algún tiempo cerca del final de ese siglo. Él trabajó como misionero en el suroeste de Gaul (Francia), donde más tarde se convirtió en obispo de Lyons (178). Ireneo creyó firmemente que el hombre es mortal y que la inmortalidad es condicional. Él mencionó el retorno de Cristo previo al milenio a la tierra. Muchas citas concernientes a la inmortalidad condicional pueden hacerse por los escritos de Ireneo. A continuación tenemos un ejemplo:
"Es el Padre de todos que imparte continuidad por los siglos sobre los que son salvos. Porque la vida no surge de nosotros, ni de nuestra propia naturaleza; pero se otorga según la gracia de Dios. Y por lo tanto, el que conservará la vida que se le ha concedido, y le dará gracias al que la impartió, también recibirá días de duración para siempre jamás. Pero el que lo rechace y se muestre desagradecido con su Hacedor, en la medida en que ha sido creado, y no ha reconocido a Aquel que le otorgó [el regalo], se priva a sí mismo del [privilegio de] permanencia por los siglos de los siglos. Y, por esta razón, el Señor declaró a aquellos que se mostraron ingratos con Él: Si no has sido fiel en lo poco, ¿quién te dará lo grande? indicando que aquellos que, en esta breve vida temporal, se han mostrado ingratos con Aquel que lo otorgó, no recibirán de Él eternamente días para siempre jamás." (Contra las Herejías. El Libro II, Capítulo XXIV, Párrafo 3. El Ante-Nicene Fathers Vol. I, pág. 411, 412. Véase también Libro III, Capítulo XIX, Párrafo 1, Libro III, Capítulo XX, Párrafo 1, 2 y libro V, Capítulo XIII, Párrafo 3.)
6. Arnobio. Arnobio vivió en Sicca, la ciudad del suroeste de Cartago, en la última parte del tercer y comienzo del cuarto siglo. Él escribió: "¿Dejarás de lado vuestra arrogancia habitual, oh hombres, que reclaman a Dios como vuestro Padre, y afirman que sois inmortales, tal como él es? ¿Preguntarás, examinarás, buscarás lo que eres tu mismo? de quién eres; de qué porcentaje se supone que seas; lo que haces en el mundo; de la manera en que naces; ¿Cómo saltas a la vida? ¿Dejarás de lado, en parte, considerar, en el silencio de tus pensamientos, que somos criaturas que no no somos iguales sino separadas por una gran diferencia?" (Contra los Paganos, Libro II, Capítulo 16. The Ante-Nicene Fathers. VI, página 440.)
Pero dicen mis oponentes, si las almas son mortales y de carácter neutro, ¿cómo pueden de sus propiedades neutras en sí ser inmortales? Si nosotros dijimos que no lo sabemos, y sólo creemos en eso porque fue dicho por Uuo mayor que nosotros, cuando nuestra prontitud en creer parecerá error si creemos que a todo poderoso Rey nada es difícil, nada difícil, y lo que es imposible para nosotros ¿es posible para él y su mando? (Ibid. Libro II, Capítulo 35)
7. Lactancio. Lactancio, un estudiante de Arnobio, era un hombre de cultura refinada, un retórico famoso, un profesor en Nicomedia, y tutor del hijo mayor de Constantino. Él escribió: "Pues otros animales se inclinan al suelo, porque ellos son terrenos, y no son aptos para la inmortalidad, la cual es celestial; pero el hombre es justo, y mira al cielo, pues la inmortalidad le es propuesta; la cual, sin embargo, no viene, a menos que sea dada a los hombres por Dios. De otra forma no habría diferencia entre lo justo y lo injusto, si cualquier hombre nacido se volviera inmortal. La inmortalidad así, no es la consecuencia de la naturaleza, sino el galardón y la recompensa de la virtud. " (Las Instituciones Divinas, Libro VII, Capítulo V. El Ante-Nicene Fathers, Vol. VII, pág. 201).
Después de la muerte de los apóstoles, la iglesia gradualmente resbaló de la luz hacia la oscuridad, de la verdad hacia el error, y de la simple fe bíblica la aceptación de la doctrinas del hombre. La doctrina bíblica de la inmortalidad condicional fue gradualmente sustituida por la filosofía de Platón sobre la inmortalidad natural del alma. Esta influencia puede ser trazada por hombres como Atenágoras y Tertuliano, y puede ser observada en su plenitud en la teología de Agustín.
La Iglesia Católica Romana vino a existir como Iglesia interiormente paganizada y con el Cristianismo asumió un lugar de autoridad en el imperio. El emperador romano Teodosio (378-395), hizo del cristianismo la religión del estado. Como el día se vuelve gradualmente en oscuridad, así la iglesia primitiva fue gradualmente paganizada en la iglesia papal Romana. Cuando la iglesia papal adquirió su autoridad, toda oposición era suprimida por la fuerza. Los hombres que no se sometieron a la autoridad papal, ni aceptaron los tratados de doctrinas de hombre, eran tratados como herejes. Durante la Edad Media, hombres fieles continuaron enseñando la inmortalidad condicional y otras doctrinas Bíblicas. La información concerniente a estos creyentes es limitada, ya que la Roma papal quemó los libros escritos por verdaderos creyentes y suprimió la enseñanza que discordaba de sus doctrinas.
1. Nemesio. Nemesio, obispo de Emesa en Fenicia durante el cuarto siglo, escribió On the Nature of Man (traducción inglesa de G. Wither, Londres, 1636). Este libro, apoyando la inmortalidad condicional fue ampliamente leído y traducido a muchos idiomas.
2. Soforio. Soforio, patriarca de Jerusalén en el siglo séptimo, fue listado por Petravel (Problem of Immortality) como un condicional. Una carta de Soforio para la asamblea fue leída en el tercer Concilio de Constantinopla (680).
3. Teofilacto. Un exegeta bizantino del siglo once. Teofilacto fue un destacado defensor de la inmortalidad condicional. Nativo de Euboea, fue un estudiante de Michael Psellus. Por su gran aprendizaje, Teofilacto fue elegido tutor de un joven príncipe, Constantine Porfiogenito, hijo del emperador Michael VII (1071-1078). En 1078, Teofilacto fue hecho arzobispo de Ocrida en el país de los Búlgaros (la moderna Ocrida en Albania). Sus obras literarias incluyen importantes comentarios sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Su creencia concerniente a la inmortalidad puede ser visto en sus comentarios sobre 1 Timoteo 6: 16. Una edición de Las Obras de Teofilacto, en griego y latín, fue publicada en cuatro volúmenes en Venecia, 1754-1763.
4. Johannes Duns Scoto. Un líder filósofo de la Edad Media (1308), Johannes Duns Scoto aparece como un condicional en la Enciclopedia de Religión y la Ética por james Hastings (Nueva York: Scribners, 1908, véase el artículo, "Inmortalidad Condicional", III, 822-825). Negando la inmortalidad natural, el doctor Subtilis mantuvo que "la inmortalidad del alma es incapaz de demostración."
La antorcha de la verdad, la cual fue casi extinta por la Iglesia Romana en la Edad Media, ascendió brillantemente otra vez con la Reforma Protestante. Los hombres afirmaban su libertad de la autoridad romana. Las personas comunes comenzaron a leer la Biblia en su propia lengua. Importantes doctrinas bíblicas, como el retorno de Cristo, la futura resurrección de los creyentes, y el reino venidero de Cristo, se restauraron a la teología de la iglesia. La lectura de la Biblia por personas comunes, prohibida por muchos siglos, hizo que muchos creyentes aceptaran la enseñanza de la Biblia concerniente a la naturaleza física del hombre, la inmortalidad condicional, y la destrucción del impío.
1. William Tyndale. William Tyndale (1484-1536), traductor de la Biblia a la lengua inglesa y gran promotor de la reforma en Inglaterra, fue un firme creyente de la inmortalidad condicional. Sir Thomas Moore, un estudioso católico en Inglaterra, escribió un libro en 1528 en el que denuncia las enseñanzas de Tyndale y Lutero.
En un libro en el que respondió a Sir Thomas Moore, Tyndale escribió: "
Y cuando demuestra que los santos ya están en el cielo en gloria con Cristo, diciendo: "Si Dios es su Dios, estarán en el cielo, porque él no es el Dios de los muertos"; allí él desvía la discusión de Cristo, con lo cual prueba la resurrección: que Abraham y todos los santos se levantarían otra vez, y no que sus almas estuvieran en el cielo; qué doctrina aún no estaba en el mundo. Y con esa doctrina él quita la resurrección completamente, y hace que el argumento de Cristo no tenga ningún efecto. Porque cuando Cristo alega la escritura, que Dios es el Dios de Abraham, y lo confirma, que Dios no es el Dios de los muertos sino el de los vivos, y por tanto, que Abraham debe resucitar; Niego el argumento de Cristo, y digo con M. More, que Abraham todavía está vivo, no por la resurrección, sino porque su alma está en el cielo. Y de la misma manera, el argumento de Pablo a los corintios no vale nada, porque cuando dice: "Si no hay resurrección, todos somos miserables, aquí no tenemos placer, sino tristeza, cuidado y opresión; , si no nos levantamos otra vez, todo nuestro sufrimiento es en vano:" No, Pablo, eres un erudito, ve al Maestro Más, y aprende de una nueva manera. No seamos miserables, aunque no nos levantemos de nuevo; las almas van al cielo tan pronto como estamos muertos, y están allí con una gran alegría como Cristo que ha resucitado. Y me maravillo de que Pablo no haya consolado a los tesalonicenses con esa doctrina, si lo hubiera sabido, que las almas de sus muerto había estado en alegría, como lo hizo con la resurrección, que sus muertos resucitarían. Si las almas estuviesen en el cielo, con tanta gloria como los ángeles, según tu doctrina, muéstrame la causa de la resurrección." (Tyndale. Answer to Sir T. More's Dialogue. Universidad de Cambridge, 1848).
Y, colocándolos en el cielo, infierno, y purgatorio, destruyen el argumento por el cual Cristo y Pablo prueban la resurrección. Lo que Dios hace con ellos, lo que sabremos cuando venimos a ellos. La verdadera fe proporciona la resurrección, la cual somos alertados a buscar toda hora. Los principales filósofos, negando esto, posicionan que las almas siempre vivieron. Y el Papa unió la doctrina espiritual de Cristo y la doctrina carnal de los filósofos; hechos tan contrarios que no pueden concordar, cómo el Espíritu y la carne ocurren en el hombre Cristiano ... Y de nuevo, si las almas están en el cielo, dime por qué no están en tan buena situación como los ángeles? ¿Y entonces el de la resurrección? (Ibid.)
2. John Frith. John Frith (1503-1533), un reformador inglés, era un amigo fiel, compañero, y obrero hermanado de Tyndale. Él apoyó a Tyndale en su traducción del nuevo testamento.
Como Tyndale, Frith fue un mártir por la fe. Frith creía que el hombre es mortal y que los creyentes serán resucitados para la inmortalidad en la venida de Jesús. Él insistió que la falsa doctrina que enseña que algunos hombres ya están en el infierno y algunos en el cielo, "destruye completamente la resurrección, y anula los argumentos por los que Cristo y Pablo prueban que nosotros nos levantaremos". Su punto de vista aparece en La Disputa del Purgatorio, 1530. Este libro se divide en tres partes: la primera en respuesta a John Rastell, que escribió un libro enseñando la inmortalidad del alma; la segunda al señor Thomas More; la tercera a John Fisher, obispo de Rochester. Las obras de Frith están reimpresas en Obras de Tyndade y Frith (Londres, 1831).
3. Peter Pomponatios. Al principio del siglo dieciséis, cuando el tema de la naturaleza del hombre era de especial interés en las universidades de Italia, se negaba la inmortalidad del alma. Un líder de este movimiento era Peter Pomponatios, que fue descrito como "el más influyente profesor de filosofía de su tiempo". (Petavel).
Pomponatios escribió muchos libros contra la inmortalidad del alma. Su famoso libro, Tractatus de Immortalitate Animal (Bononiae, 1516), fue públicamente quemado en Viena. Para un completo análisis de las opiniones de Pomponatios, vea Ernest Renan en Averroes et L'Averroisme Essai historique (París, 1852). Las obras de Pomponatios son listadas por Ezra Abbot en su “De la Doctrina de la Fe Futura”. La influencia y extensión del movimiento Averroísta se revela en el hecho de que el Papa León X, en 1513, publicó una bula contra este grupo, y la doctrina fue condenada por el quinto Concilio de Letrán de la Iglesia Católica Romana, que tuvo lugar en Roma (1512- 1517). Este Concilio, bajo León X, publicó el siguiente decreto: "Considerando que algunos se atrevieron a afirmar con respecto al alma racional, que es mortal; con la aprobación del Sagrado Consejo, condenamos y reprobamos a todos que afirman que el alma intelectual es mortal, viendo que el alma no sólo real, y de sí misma es esencialmente, la forma del cuerpo humano, como está expresado en el canon del Papa Clemente V, pero también inmortal; y nosotros prohibimos estrictamente todo lo que dogmatiza de otra manera; y nosotros declaramos que todos los que se adhieren a la afirmación errónea serán evitados y castigados como herejes ".
Martín Lutero protestó contra el edicto publicado por el Papa que enfatizaba la creencia en la inmortalidad del alma. Lutero escribió:
“Permito que el Papa establezca artículos de fe para sus fieles seguidores; tal como, el pan y el vino se transmutan en el sacramento; la esencia divina no es generadora ni generada, el alma es la forma sustancial del cuerpo humano: y él mismo es el gobernante del mundo y el Rey del cielo y el Dios de la tierra; y las almas son inmortales, y todos los innumerables prodigios estercoleros de decretos Romanistas”. (Proposición 27 de Luther's Defense, Works, vol. II, hoja 107. Citado por Pettingel, The Unspeakable Giff, página 50).
La extensión en la creencia de la inmortalidad condicional durante la era de la reforma puede ser vista en el hecho de que Juan Calvino, en 1534, escribió un libro en el esfuerzo de refutar la creencia que el alma reposa entre la muerte y el juicio final. El libro Psychopannychia (Sueño del alma), fue la segunda publicación literaria de Calvino.
4. Los Socinianos. A medida que la Reforma progresaba durante el siglo XVI, muchos grupos protestantes fueron organizados en Europa. Los grupos que creían en la inmortalidad condicional fueron ampliamente encontrados entre los Anabaptistas y los Socinianos. El movimiento Sociniano fue nombrado en referencia a sus fundadores antitrinitarios.
Laelius Socinus (1525-1562) y su sobrino Faustus Socinus (1539-1604). Laelius Socinus fue un reformador y predicador, Faustus Socinus fue teólogo. Ambos hombres nacidos en Siena, Italia. El sosinianismo encontró su mayor influencia en Polonia, donde los seguidores de Socinus encontraron refugio de 1539 a 1658, hasta que fueron expulsados ??de Polonia por los Jesuitas. Los escritos de los teólogos líderes del movimiento se recogen en la Biblioteca Fratrum Polonorum, editado por Andreas Wiszowaty, nieto de Fautus Socinus. El principal símbolo de los Socinianos, es el Catcismo Racoviano, llamado así por Rakov, ciudad de Polonia, donde el movimiento tuvo una casa publicadora; una escuela que una vez fue frecuentada por 100 estudiantes, en el lugar de encuentro anual del sínodo general. La persecución Católica Romana hizo que los Socinianus huyeran a Transilvania, Alemania, Holanda, Inglaterra, y otras partes de Europa, donde se organizaron congregaciones.
Los Socinianos aseguran muchos puntos de vista que no aceptamos; por ejemplo, la visión humanitaria de Cristo y la visión pelagiana del pecado, pero estaban seguros de rechazar la doctrina de la trinidad y la inmortalidad del alma. Muchos Socinianos creyeron en la inmortalidad del alma condicional.
En el lado positivo, Fautus Socinus enseñó que el hombre es mortal por naturaleza y condiciona la inmortalidad sólo por la gracia. En el lado negativo, sus seguidores (Crell, Schwaltz, y especialmente Ernst Sohner) enseñaron abiertamente que la segunda muerte consiste en aniquilación, la cual ocurre sin embargo, sólo después de la resurrección general, en el juicio final. De los Socinianos esta visión general pasó a toda Inglaterra. (The Schaff-Herzog Religious Encyclopedia, I, 185).
5. Los Anabaptistas. El movimiento anabaptista recibió su nombre (significando "Rebautizados") del hecho del rechazo del bautismo infantil y requerir el bautismo adulto. Originado alrededor de 1525, este movimiento incluye a muchos grupos protestantes que se extendieron por toda Europa. Estos anabaptistas difieren no sólo de Calvino y Lutero, sino también de otros en muchas doctrinas.
Aunque unos pocos grupos cedieron al fanatismo, muchos grupos anabaptistas eran sobrios estudiantes de la Biblia. Algunos de estos grupos creían en la segunda venida de Cristo, el reino de Dios en la tierra, la resurrección de los creyentes hacia la inmortalidad. Como Lutero y Calvino, creyeron en la autoridad de la Biblia, justificación por la fe, y el sacerdocio de los creyentes. Ellos reconocían, sin embargo, que la doctrina de reforma de Lutero y Calvino eran incompletas. Ellos insistieron que todas las falsas enseñanzas del Catolicismo Romano debían ser rechazadas, y que la Reforma debía ser total y completa. Algunos de estos grupos anabaptistas, por lo tanto, abogaron inmortalidad condicional solamente mediante Cristo.
Una interesante descripción de los libros escritos por autores de la inmortalidad condicional del alma durante los siglos diecisiete y dieciocho es presentada por A.J. Mills en su libro, Earlier Life-Truth Exponents (Primeros Expositores de la Vida-Verdad), (Londres: Elliot Stock, 1925).
1. Escritores del siglo diecisiete. Los autores de la inmortalidad condicional en el siglo diecisiete incluyen: Joachim Stegmann, escritor alemán, Brevis Disquisitio (1628); George Wither (1588-1667), La Naturaleza del Hombre, una traducción inglesa de la obra de Nemesius; Richard Overton, Mortalidad del Hombre (1643); John Biddle (1615-1662), Un Catecismo Doble; Mattew Caffyn (1628-1714), Engañado y Engañando Descubriendo Quáqueros Samuel Richardson, De Los Tormentos del Infierno (Londres, 1658); Henry Layton (1670-1706), quien escribió al menos doce libros con respecto a la inmortalidad condicional; Isaac barrow (1630-1677), Sermones y Fragmentos; John Milton (1608-1674), Tratado de Doctrina Cristiana; John Locke (1632-1704), Resurrection et Quae Sequuntur.
2. Escritores del siglo dieciocho. Posiblemente el más importante autor de la inmortalidad condicional del siglo dieciocho fue Henry Dodwell (1642-1711) Candem, profesor de historia en la Universidad de Oxford. Un Discurso Epistolar (Londres, 1706), La Defensa Preliminar de, Discurso Epistolar (Londres 1707), La Mortalidad Natural de las Personas Humanas (Londres, 1708), La Escritura cuenta de la Recompensa o Castigo de todo aquel que oye el Evangelio. (Londres, 1708).
Otros escritores británicos condicionales del siglo dieciocho fueron Willian Coward, M. (1656-1725). Educado en Hort Hall, y el colegio Wadham, Oxford, el doctor Coward practicó medicina en Northampton y londres. Sus libros incluyen: Segundos Pensamientos Concernientes al Alma Humana (Londres, 1702). Pensamientos Adicionales Sobre el Alma Humana (Londres, 1703), el Grand Essay (Londres, 1704), y El escrutinio justo (Londres, 1706).
William Whiston (1667-1752) es muy conocido como el traductor de las obras de Josephus. En el siglo XVIII, en el siglo XVIII, en el siglo XVIII, en el siglo XVIII, Como profesor, Whiston enseñó en matemáticas y filosofía natural. Whiston rechazó el trinitarismo y la inmortalidad del alma. Sus obras incluyen: Sermones y Ensayos Sobre Diversos Asuntos (Londres, 1709), y Consideración del Tormento Eterno (Londres, 1740).
Francis Blackburne (1705-1787) fue rector (pastor) de la Iglesia de Inglaterra en Richmond, Yorkshire. Su mejor obra conocida relatando la inmortalidad condicional es Un Punto de Vista Corto sobre la Controversia del estado intermedio y la separación de la existencia del Alma Entre la Muerte y la Resurrección general (Londres, 1756) y Remarks on the Ver. El Dr. Warburton's Sentimientos de los Judíos Concernientes al Alma (Londres, 1757).
Otros escritores condicionales del siglo dieciocho incluyen: Joseph Hallet (el joven) (1691-1744), que fue un ministro inglés no conformista, ordenado en Exeter en 1715, y que escribió, Recomendación de Un Estudio Libre e Imparcial de las Santas Escrituras(" (Londres, 1729), Joseph Nical Scott, MD (1703-1769), que escribió, Sermones en Defensa de Toda la Teligión (Londres, 1729), y La defensa de la Discordia Sobre la Imposibilidad de Proponer Unn Estado Futuro de la naturaleza, Sea Natural O Revelada, En la Iglesia Francesa, Norwich (Londres, 1743); Edmund law, D.D. (1745-1785), maestro del colegio San Pedro, Cambridge, diácono superior de Straffordshire, y obispo de Carlisle, Consideration on the Theory of religion (1745), John Jackson (fl. 1735-1747), pastor de Roffington, en el Condado de York, y Maestro del hospital Wigston en Leicester, que escribió, La Disertación on Sobre la Materia y Espíritu (Londres, 1735), La Fe de un Estado Futuro (Londres, 1745), La Defensa de un Libro (Londres, 1746) , y Otra Defensa (Londres, 1747); Peter Peckard rector en la Iglesia de Inglaterra y maestro en el colegio Magdalene, Combridge, Observaciones sobre la Doctrina en el Estado Intermedio (Londres, 1757), y Observaciones sobre el Sr. Fleming's Jurvey (Londres, 1759); JB Robinson, M. D., investigaciones filosóficas y las escrituras de la naturaleza y la Constitución de la Humanidad, sólo considera a los Seres Racionales (Londres 1757).
En el caso de los escritores condicionales del siglo dieciocho, se incluyen: Samuel Bourn (1714-1796), en el ministerio ministerial de Rivington, Lancashire, que escribió Una Carta al Reverendo Samuel Chandler, DD, En Relación a la Doctrina Cristiana del Castigo Futuro (Londres, 1759), y La Serie de Discordias en las Principales Evidencias de la Religión Natural y la Revelación Cristiana, 4 volúmenes. (Londres, 1760); John Alexander (1736-1765), un ministro presbiteriano de Longdon, cerca de Birmingham, y "uno de los mejores eruditos griegos de su tiempo:" La Paráfrasis Sobre el Capítulo Quince de Primera Epístola a los Corinthians (Londres, 1766); John Leland, D. (1691-1766) un ministro no conformista y un hombre de gran aprendizaje, The Advantages and nacessity of the Christisn Revelation, 2 volúmenes (Londres, 1764), y discursos, 4 volúmenes (londres, 1769); Benjamin Douson, M. A., L.L.D. (1729-1814), un ministro presbiteriano y más tarde un pastor de Inglaterra, que publicó varias obras en defensa del diácono superior Blackburne y el obispo, escribió: Comentarios sobre la carta del Sr. Steffe concernientes al Estado de la Muerte del Alma (1757 y en la Ilustración de Varios Textos dela Escritura (1765); John Tottie, D. D., canónigo de la iglesia de Cristo, Oxford, y diácono superior de Worcester, Sermones predicados antes de la Universidad de Oxford (1772); (1789), George Clark, Vindicación of the Honor de Dios, y los Derechos de los Hombres. John Marsom, La Restauración Universal de la Manipulación y Uso de la Doctrina Inconsistente con Ella, 2 volúmenes. (Londres, 1794) y La Doctrina Bíblica del Castigo Futuro Defendida (1795); y el joseph Priestley (1733-1804), científico y teólogo, que descubrió el gas oxígeno, expresó sus pensamientos concernientes a la naturaleza de la muerte en Disquisiciones relacionadas con la materia y el espíritu (londres, 1777).
Un escritor de la inmortalidad condicional en Suiza durante el siglo dieciocho fue Ferdinand Olivier Petitpierre, pastor en Neuchatel, Suiza, que enseñó la destrucción del impío en lugar de la doctrina de la tortura eterna. Sus libros incluyen: Le pla de Dieu envers les hommes (Hamburgo, 1786), y Pensamientos sobre la bondad divina, Relativo al Gobierno de Agentes Morales (traducido del francés, Bath, Inglaterra, 1788). "Petitpierre en sus enseñanzas hizo en compañía de Ministros venerables en Neuchatel pidiera a Frederick el Grande, que replicó" Si mis honestos y fieles súbditos de Neuchatel insisten en ser eternamente condenados, no me pongo."Petitpierre fue forzado a ir en exilio (" Petavel. El Estinction del mal).
El principal defensor de la inmortalidad condicional en Inglaterra durante el siglo diecinueve fue Eduard White (1819-1888). Educado en la universidad Glasgow, White continuó sus estudios en preparación para el ministerio con un eclesiástico congregacionalista. Después de un trabajo evangelístico en varios lugares durante unos diez años, abrió una iglesia independiente, Capilla Estrada Howley, donde predicó por treinta y cinco años (1852-1887), y donde se convirtió en presidente de la unión Congregacional. El libro de White, Vida en Cristo, fue publicado por primera vez en 1846 (Londres). Fue revisado y ampliado en 1875. La tercera edición fue publicada en 1878 (Londres: Elliot Stock).
En América, un escritor aprendiz fue Charles Fred Hudson, muy conocido como compilador de la Concordancia Griego - Inglés, de Hudson. Los trabajos principales de Hudson sobre la inmortalidad fueron Deuda y Gracia, Relacionadas con la Doctrina de la Vida Futura (Boston, 1857) y Cristo Nuestra Vida, el Argumento Bíblico de la Inmortalidad Sólo a través de Cristo (Boston, 1860). Otras obras en este tema escritas por Hadson incluyen: La Parábola del Rico y Lázaro (Boston, 1859), Cierto o Falso: Es el Mal Eterno? (Boston, 1859) y Destino Humano (Boston, 1860).
Otro importante escritor de la inmortalidad incondicional durante el siglo XIX fue John H. Pettingel. El libro más famoso de Pettingel (es El Regalo Inexplicable, el cual fue publicado primero en 1884 y fue frecuentemente republicado. (Yarmouth, Maine: IC Wellcome, 1887) Edward White escribió la introducción a este libro Otras obras de Pettingel incluyen: (1881), La Terminología de la Biblia (Nueva York: Sherwood, 1878), la Terminología de la Biblia (1881), La Vida Eterna que incluye las dos obras anteriores y Revista de Escatología, el último libro, (Yarmouth, Maine: Scriptural Publication Society, 1887).
Un autor británico del siglo diecinueve, de quien los libros sobre inmortalidad condicional fueron ampliamente leídos en ambos lados del atlántico, fue Henry Constable, Capellán en la ciudad de Londres para el Hospital y Prebudario de Cork. Su libro más famoso es Duraction and Nature of Future Punishment (Londres, 1868). Él también escribió Infierno, el Estado Intermedio del Hombre.
El teólogo suizo, Emamanuel Petavel, podría también ser listado entre los más importantes escritores condicionales del siglo XIX.
Petavel fue Conferencista en la Universidad de Ginebra, Suiza. en 1858, se convirtió en pastor de una congregación suiza en Londres, donde se hizo familiar con Eduward White. La obra más importante de Petavel es El Problema de la Inmortalidad (traducido por Frederick Ash Freer, Londres: Elliot Stoek, 1892). Otro libro de Petavel es El Problema de la Vida Eterna. También fue conocido por el título, La Extinción del Mal, traducida por Charles H. Oliphant (Boston: Charles H. Woodman, 1889).
En América, Willian Reed Huntington (b. 1838), un protestante episcopal, predicó una serie de sermones en "La Hipótesis de la Inmortalidad Condicional" mientras era rector de la Iglesia de Todos los Santos, Worcester, Mass. Estos sermones se publicaron en un libro Inmortalidad Incondicional (Nueva York, 1878). Huntington fue educado en Harvard. Él sirvió como administrador en la Iglesia Emmanuel, Boston (1861-1862), rector de la iglesia Todos los Santos, Worcester, Mass (1862-1863) y rector de la Iglesia de la Gracia, Ciudad de Nueva York. En 1892 fue editor adjunto con Samuel Hart en Standard Prayer Book, él fue secretario de la junta comitiva de la convención general para enriquecimiento y mejor adaptación para necesidades americanas del libro Oración Común. (Libro de Cammon Prayer).
Durante el siglo diecinueve, muchos escolares británicos y líderes en la Iglesia de Inglaterra defendieron la inmortalidad condicional. Richard Whately (1787-1863), arzobispo de Dublin, escribió La visión de la revelación de las Escrituras revelando el futuro estado (1a edición 1829, 3a ed. 1832, 8a ed. Revisada, Londres 1859). El obispo Renn Dickson Hampden (1793-1868), obispo de Hereford, colocó su posición en Hampton Lectures, 1832. Dean Henry Alford (1810-1871) Dean de Canterbury, un importante comentarista, y uno de los miembros originales de la comisión de revisión del Nuevo Testamento, apoyó la inmortalidad condicional. Él fue el primer editor de Contemporary Review (1866-1870). El comentario de Alford en Génesis 3 en su tratado del Antiguo Testamento (publicado posteriormente, 1823-1904), obispo de Worcester, fue uno de los más eminentes estudiosos hebreos de su época. En su Hulsean Lectures, 1868, en el tema sobre inmortalidad, Petrowne escribió: "La inmortalidad del alma no argumentada ni afirmada en el Antiguo Testamento." Juan Bickford Heard (1828) escribió The Tripartita Nature of Man (Edinburg, 1866). El Dr. Frederic Willian Farrar (1831-1903), Dean de Canterbury y autor de la famosa vida de Cristo (1874), expresó sus pensamientos sobre inmortalidad condicional en dos de muchos volúmenes de sermones, Eternal Hope (1878), y Mercy and Judgement (1878-1903) 1881). En el siglo XVIII, en el siglo XVIII, en el siglo XVIII, en el siglo XVIII, en el siglo XVIII,
La inmortalidad condicional fue enseñada por JM Deniston en su Perish Soul (2a. edición, Londres, 1874), por Prebendary CARow, que escribió: The Glory of Christ (Londres, 1868), The Way Everlasting, The Harmony of Scripture on Future Punish, y la Nueva Biblia. Esto fue enseñado también por W.T. En el caso de que se trate de una persona que no sea de su familia, , Que se estrenará en el mes de mayo de este año.
William E. Gladstone (1809-1898), distinguido primer ministro británico y autor, defender la inmortalidad condicional en su obra de Estudios Sumisos a la obra de Bishop Butter (página 184-197). El astrónomo inglés, John Couch Adams (1819-1892), que descubrió el planeta Neptuno (1845), y era profesor de astronomía en la Universidad de Cambridge, fue un creyente en esta verdad. Sir George G. Stokes (1819-1903), miembro del Parlamento, profesor de matemáticas en Cambridge, secretario (1854-1885) y entonces presidente (1885-1890) de la Sociedad Real, escribió en apoyo a esta doctrina. Sus escritos en el tema están incluidos en Simposium, That Unknow Country, e Immortality, El Clerical Symposium. H. Dobney, un ministro Bautista de Inglaterra, enseñó la inmortalidad condicional en su libro muy leído, Notas de las lecturas sobre el futuro de los castigos (Londres, 1844). La cuarta edición americana, de la Segunda edición de Londres, incluyó un apéndice que contenía "The State of the Dead," por John Milton (Peace Dale, R. I., 1856).
El Dr. Richard Francis Weymouth (1822-1902), un laico inglés bautista y traductor del Nuevo Testamento, escribió: "Mi mente falla en concebir una completa distorsión del lenguaje cuando cinco o seis de las palabras más fuertes que la lengua griega tiene significado "destruye” o "destrucción” se explican:" manteniendo una eterna pero despreciable existencia.Traducir negro como el blanco es nada cerca de eso”. (Citado por Pettingel, The Unspeakable Gift, página 322).
John Nelson Darby (1800-1882), uno de los fundadores de la Iglesia de los Hermanos Plymouth en Inglaterra, escribió en Hopes of the Church: "Nosotros expresaríamos nuestra convicción de que la idea de la inmortalidad del alma no tiene fuente en el Evangelio, que viene, por el contrario, de los Platonistas y cuando la venida de Cristo era negada en la Iglesia o aún perdió la visión de esto, que la doctrina de la inmortalidad del alma vino para sustituir la de la resurrección. Profesores de la inmortalidad condicional entre Británicos Congregacionalistas, al lado de Edward White, incluye al famoso teólogo, Robert William Dale (1829-1895). Dr. Dale fue pastor de la Iglesia de Carrs Lane en Birmingham por cerca de cuarenta años. Él fue el presidente de la Unión Congregacional de Inglaterra y País de Gales y presidente del primer Concilio Internacional de los Congregacionalistas, ocurrido en Londres en 1891. El Dr. Dale hizo su primera declaración pública sobre esta verdad ante la Unión Congregacional de Inglaterra y Gales en mayo de 1874.
Otro importante Congregacionalista inglés que creyó en esta doctrina fue el famoso predicador, Dr. Joseph Parker (1830-1902).
Viviendo durante la última mitad del siglo XIX, Parker fue un contemporáneo de Spurgeon en Londres. Ambos hombres tenían una amplia reputación mundial como discursistas; ellos arrastraron gran público; tenían amplia lectura en el campo religioso y la prensa secular. Parker, diferente Spurgeon, sin embargo, enseñó la doctrina bíblica de la inmortalidad condicional. Él escribió: "El Cristianismo trata al hombre, no como inmortal, sino como candidato a la inmortalidad. "Vea sus consideraciones en la destrucción de Sodoma en su comentario.
"La inmortalidad condicional fue enseñada por el famoso inglés Wesleyano Joseph Agar Beet (b. 1840) en sus libros, The Last Things (Londres, 1897) y The Immortality of the Soul: La Protest (3ª edición, 1901).
Beet sirvió como pastor (1864-1885) y entonces se convirtió en profesor de teología sistemática en el Colegio Weleyano, Richmond (1885-1905), también un miembro de la facultad de Theología en la Universidad de Londres (1901-1905).
Tres líderes defensores de la inmortalidad condicional asociados como Escocia fueron Stewart D.F. Salmond (1838-1905), John Tulloch (1823-1886), y John Laidlaw.
S.D.F. Salmond fue profesor de teología sistemática y exégesis del Nuevo Testamento, y después de 1898, director en el Colegio Iglesia Libre, Aberdeen. Sus posiciones se expresan en The Christian Doctrine of Immortality (Edinburg, 1895, 4a edición revisada, 1901). John Tullech fue director del Colegio Santa María y uno de los capellanes de la reina de Escocia. Él fue director universitario, predicador, compositor literario, historiador, y teólogo. El Dr. John Laidlaw escribió la Biblia Doctrina de la que consistía en las Lecturas Cunningham y las presentó ante el Colegio Iglesia Libre, Edinburgh sosteniendo o favoreciendo la inmortalidad condicional. El Dr. Richard Rothe (1799 - 1867) enseñó esta doctrina en su Theologische Ethink, 2 Vols. (Wittenberg, 1845-1847, 2a edición, 1867-1872, párrafo 470-472), y Dogmatic (Heidelberg, 1870). Rothe escribió:
"Sólo una conclusión queda. Estamos obligados a admitir que los sufrimientos perdurables en el infierno por la voluntad condenable en realidad terminan, pero que el fin consiste en la destrucción de la culpa. Esta idea es muy antigua en la Iglesia ... Sólo esta opinión parece ser capaz de satisfacer todas las condiciones. No tiene nada que temer de la filosofía contemporánea, pues los hombres cesaron en mantener que el alma humana posee una inmortalidad natural. "(Dogmatic, III, 158).
El Dr. Herman Olshausen (1796-1839), un comentarista alemán sobre el Nuevo Testamento, escribió en sus comentarios sobre Lucas 16: 24-26: "La doctrina de la inmortalidad del alma no se encuentra en la Biblia, ni tampoco su nombre. "El Dr.Franz Delitzch (1813-1890), un comentarista alemán del Antiguo Testamento y uno de los avanzados estudiosos del hebreo, escribió en sus consideraciones sobre Génesis 3:22 y Números 23:10," No hay nada en toda la Biblia que implica la inmortalidad nativa. Desde el punto de vista bíblico el alma puede morir, es mortal.
Otros escolares alemanes y sus obras incluyen: Dr. Carl Immanuel Nitzch (b. 1789), System of Christian Doctrine; Dr. J.J. Van Osterzee (1817-1882), profesor de teología en la Universidad de Utrecht.
El Evangelio de Like en la amplia obra de Lange; (2 Vos, Berlín, 1879-1881, 2a edición 1886-1887, traducción inglesa, A System of Christian Doctrine, 4 Vols., Edinburg, 1880-1882), Isaac August Dorner (1809-1884), System der Christlichen Glaubenslehre (2 Vols; Berlín, 1879-1881; C.H. Weisse, Philosophische Dogmatik (Leipsic, 1853-1862); Herman Schultz (1836-1903), Vraussetzungen der Christlichen Lehre der Unsterblichkeit (Gottingen, 1861); Georg August Wilhelm Runze (1852 b.), Alemán Literan, Unsterblichkeit und Auferstchung (Berlín, 1894, páginas 167.204.); H. Plitt, Evangelische Glaubenslehre (Gotha, 1884) y fue ist Gluck? (1891, págs. 290-294); y el filósofo alemán, Rudolf Hermann Lotze (1817-1881). Los escritores franceses y suizos que apoyaron esta doctrina, además de Emmanuel Petavel, incluyen: Charles Byse de Bex (traductor de Life in Christ de White); Charles Secretan (1815-1903), La Critique Philosophique (1878); J. Rognon, L'Immortalite Native et L 'Enseignement Biblique (París, 1894); Louis August Sabatier (1839-1901), profesor en la Universidad de Strasburg, L 'Origine du peche dans le Systeme Theologique de Paul (París, 1887); (2a edición, París 1895), A.Best, Le Sort des Merchants, (1861), Armonía de los mártires (1861); C. Ribot, Revue de Theologie et de Philosophic (1885); C. Lambert, Systeme du Monde Moral (1862); Y el filósofo y teólogo suizo, Jules Ernest Naville (1816-1909), que fue profesor en la Universidad de Ginebra.
En América, Congregacionalistas que enseñaron la inmortalidad condicional incluyen: Leonard W. Bacon (1802-1881), Edward Beecher (1803-1895), Doctrine of Scriptural Retribution; Henry Ward Beecher (1813-1887), Sermon on Galatians 6: 7-9; Sra. Harriet Beecher Stwe (1812-1896); Dr. Lyman Abbott (1835-1922), The Unknown Country; Horace Bushnell (1802-1876), Forgiveness and Law (Nueva York, 1874, página 147); Charles Monroe Sheldon, autor de In His Steps; y Charles H. Parkhurst (b. 1842), pastor congracionalista en Massachusetts y después de 1880 pastor de la Iglesia Presbiteirana de la Madson Square, ciudad de Nueva York. El Dr. George Dana Boardman (1828-1903), un bautista estadounidense de Filadelfia, pastor de la Primera Iglesia Bautista en aquella ciudad (1864-1894), y presidente de la Unión Bautista Americana (1880-1884), escribió en apoyo a esta doctrina en Studies en la Creative Week (Nueva York, 1877). El Dr. Boardman escribió: "Ni un solo pasaje del Escrito Sagrado desde Génesis a Apocalipsis enseña, hasta donde he visto, la doctrina de la inmortalidad natural del hombre. Por otro lado, el Escrito Sagrado enfáticamente declara que sólo Dios tiene inmortalidad. "(Citado por Petingell, Unspeakable Gift, página 171.)
(1849-1853), capellán de la embajada de los Estados Unidos en Roma (1861-1864) y profesor de historia de la Iglesia iglesia en la Escuela Protestante Divinidad Episcopal, en Filadelfia (1864-1884). Él escribió:
"Desde que alcancé y cerré la conclusión de que el ultimátum condenatorio del impenitente es la muerte, y no tiene la vida eterna en agonía, una gran nube negra parece haber descubierto el rostro de Dios, y yo lo veo, no sólo como mi Padre amado pero como Padre de todas sus criaturas. "(Citado por Petingell, Op. Cit., pág. 328)
Otro Episcopal en América que escribió en apoyo a esta verdad es el Dr. S. D. McConell, la evolución de la inmigración (Nueva York, 1901). McConell fue pastor de la Iglesia Todas las Almas en la ciudad de Nueva York. Él escribió:
"De los primeros cristianos, aquellos que eran Griegos trajeron a la nueva religión la idea Platónica que el alma es indestructible, y la influencia griega ganó la dominación en la iglesia primitiva. La doctrina Platónica de la la inmortalidad natural vino a ser aceptada. La noción fue resistiva desde el principio como subversiva de la propia existencia del Cristianismo".
Un predicador estadounidense de quien los sermones sobre la inmortalidad condicional ejercieron mucha influencia durante el siglo XIX fue George Storrs. Sus libros incluyen: Are the Wicked Immortal? (edición 21, Nueva York, 1852), y Six Sermons (Nueva York, 1856). Con respecto a él, F, L, Piper escribió:
"Durante la última década de la primera mitad del siglo diecinueve el Ver. George Storrs, de Nueva York, predicó una serie de sermones en el tema de la naturaleza y destino del hombre, lo que ejerció una fuerte influencia en atraer la atención al asunto. En cambio, a gran escala, responsables del cambio de la creencia corriente entre los Adventistas americanos, y de aquella gradual transición hasta el presente momento, aquel pueblo, rechazando ambas afirmaciones del Universalismo y la enseñanza de un sufrimiento eterno para el no salvado, pronunciado defensores de la inmortalidad condicional". (Op. Cit., página 210)
Otros escritores condicionales de los siglos diecinueve y veinte en América incluyen: Horace L. Hastings, Pauline Theology, or the Christian Doctrine of the Future Punishment as Taught in the Epistles of Paul (Providence, 1853); Aaron Ellis, Bible vs. Tradición (edición 5, Nueva York 1853); Jacob Blain, Death Not Life (Nueva York, 1853, 7 edición, Buffalo, 1857); S. C. Chandler, La Teología de la Biblia, con la clave a la Revelación (1853); Zenas Campbell, The Age of Gospel Light o, la inmortalidad del hombre solo a través de Jesús Cristo (Hartford, 1854); Miles Grant, What is Man? (Boston, 1858), y Positive Theology (Boston, 1895); J. M. Stephenson, God's Plan de Salvación (Chicago, 1877); John Thomas, funadador de los cristianos; Robert Roberts; y Eric Lewis, Life and Immortality (Boston, Warren Press, 1949), y Christ, The First Fruits (Boston, 1949).
Las biografías adicionales concernientes a la historia de la inmortalidad condicional se pueden encontrar en los artículos, "Annihilationism" y "Conditional Immortality" en los siguientes escritos: James Hastings, Enciclopaedia de la religión y la ética (Nueva York: Scribners, 1908); M'Clintock y Strong, Cyclopedia de Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature (Nueva York: Harpers, 1882); Vergilius Ferm, En la Encyclopedia of Religion (Nueva York: Philosophical Library, 1945); The New Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge; y obras similares.
La información también se puede encontrar en William R. Alger en La crítica crítica de la Doctrina de la futura vida (Filadelfia, 1863). Esta obra contiene la bibliografía por Ezra Abbott (1819-1884) la cual lista 5300 títulos. Esta bibliografía fue más tarde publicada por separado bajo el título, Literatura de la Doctrina de la futura vida. Mucha infromación en la historia de la inmortalidad condicional está incluida en la J. Mills, Earlier Life-Truth Exponents, y F. L. Piper, Condicionalism (Boston, 1904).
El hecho de que hemos enumerado y citado ciertos autores en este capítulo no debería ser interpretado como endoso de todo lo que ellos abogan. Este capítulo es necesariamente incompleto. El espacio limitado nos cohibe de enumerar muchos autores adicionales y hacer extensas citas de las que hemos listado. Autores y obras mencionadas son pocos en número comparados a los muchos escolares y creyentes que defienden la inmortalidad condicional durante la era cristiana.