Job, el antiguo filósofo religioso, preguntó: "Si el hombre muere, ¿vivirá de nuevo?" (Job 14: 14). Para esta pregunta se han presentado tres respuestas: Dos son falsas; una es verdadera.
El ateísmo responde que el hombre nunca vivirá de nuevo. Cuando el hombre muere, de acuerdo con esta teoría, su existencia se termina por toda la eternidad. El ateísmo niega la realidad de Dios, la vida sobrenatural de Jesús, y la futura esperanza del hombre por la vida eterna. Asegura que no hay vida futura para ningún hombre.
El paganismo responde que hay una vida futura inmortal para todos los hombres. Declara que los hombres son naturalmente inmortales y no pueden ser destruidos. Todos los hombres, de acuerdo con sus enseñanzas, deben continuar viviendo de alguna forma y en algún lugar por la eternidad.
Sólo la Biblia da la respuesta correcta. La respuesta del ateísmo y el paganismo son incorrectas. La Biblia responde a la pregunta de Job en que todos los hombres vivirán de nuevo, pero sólo aquellos que encajen en los requisitos de Dios recibirán la inmortalidad y la vida eterna. Los hombres que fracasen en cumplir esos requisitos serán levantados para juicio en la resurrección final y entonces serán destruidos. la Biblia asegura que la vida eterna para el hombre es condicional.
El ateísmo no cree en Dios. El paganismo cree en muchos dioses. La Biblia enseña la existencia de Dios. El ateísmo es la negación de esta verdad. El ateísmo niega la inmortalidad. El paganismo cree en inmortalidad natural. La Biblia enseña la inmortalidad condicional.
El ateísmo explica toda la existencia en términos de la materia. Lo que no pueda ser percibido por el sentido físico del hombre es declarado inexistente. La existencia de Dios, la inspiración de la Biblia, y la futura vida del hombre son negados. De acuerdo con los ateos, la candela de la vida del hombre se extingue en la muerte y nunca más será encendida nuevamente. El obituario del hombre, dicen ellos, forma el capítulo de conclusión permanente de su biografía. Ellos explican que el hombre salió de la oscuridad, vive unos pocos años en la luz del sol, y entonces entra en la eterna oscuridad nuevamente.
El ateísmo está sentenciado a la falla definitiva. Los hombres normalmente creen en la existencia de Dios. El ateísmo es anormal. El ateísmo lucha una batalla perdida; y camina en sentido opuesto en una carretera de un sólo sentido. Cuando los hombres vuelven a la normalidad, ellos regresan a creer en la existencia de Dios.
Ateísmo y paganismo mienten de lados opuestos a la verdad de la palabra de Dios. Ambos están en la oscuridad. El único camino de la verdad está en la luz. Ambos, ateísmo y paganismo son opuestos a la Biblia, pero se oponen en direcciones opuestas. El ateísmo niega la verdad, el paganismo pervierte la verdad. El ateísmo da la espalda a Dios y a su revelación de la verdad. El paganismo corrompe la adoración de Dios en idolatría y pervierte la verdad de Dios en mitología. El ateísmo cree en la no inmortalidad para todos los hombres; el paganismo cree en inmortalidad natural para todos los hombres. Ambos están equivocados.
La creencia en la inmortalidad natural se puede encontrar en muchas religiones paganas; fue formulada dentro de la filosofía por el pagano griego Platón. Por la influencia de sus seguidores, la doctrina de la inmortalidad natural entró en la teología en algunas partes del cristianismo durante los primeros siglos de la era de la Iglesia.
La Biblia responde a la falsa enseñanza del ateísmo prometiendo inmortalidad y vida futura a los hombres adecuadamente relacionados con Cristo. Estas bendiciones se incluyen en el don de Dios de la salvación. Ellos serán galardonados así en Cristo cuando Él regrese.
La Biblia responde a la perversa teología del paganismo enseñando que el hombre es mortal y en la muerte cesa la vida. La vida futura depende de la resurrección. Los cristianos serán resucitados para inmortalidad y gloria en la primera resurrección. Los pecadores serán resucitados para la mortalidad y juicio en la resurrección final. La Biblia es la única fuente de autoridad para la información concerniente al futuro del hombre.