Fe es el reconocimiento de realidades invisibles. Es confianza en el testimonio y la lealtad de alguien. La fe es la respuesta del hombre al atributo de Dios en verdad. Alguien puede creer en Dios porque él es confiable; puede tener fe porque Dios es leal; alguien puede confiar en Dios porque él es seguro; alguien puede creer en Dios porque es verdad.
La fe no depende de la visión física. Sino que por ella se reconoce la existencia de las realidades que no se ven. "Porque andamos por fe, no por vista." (2 Corintios 5: 7). La fe es "la evidencia de las cosas que no se ven" (Hebreos 11: 1). "No mirando las cosas que se ven, sino las que no se ven; porque las que se ven son temporales, y las que no se ven son eternas. "(2 Corintios 4: 18). Jesús dijo: "Porque me has visto, Tomás, has creído; bienaventurados los que no vieron y creyeron. "(Juan 20: 29). "Al cual, no habiendo visto, amáis; en el cual, no viendo ahora, sino creyendo, os alegráis con gozo inefable y glorioso." (1 Pedro 1: 8).
"Es mejor andar en la oscuridad con Dios,
Que andar solo en la luz;
Es mejor andar con él por la fe,
Que caminar solo por vista.Autor desconocido
Aunque la Biblia es un contraste de fe y vista, también utiliza la visión como una ilustración de la fe. Un sinónimo bíblico para creer es mirando. Los hombres dicen, "Ver es creer"; y la Biblia dice, "creer es ver."
De Moisés está escrito, "Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey, porque se sostuvo como viendo al Invisible." (Hebreos 11: 27) Creer en Dios es mirar con decisión hacia él en amor. Dios dijo, "¡Mirad a mí y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay otro!" (Isaías 45: 22). Miqueas declaró: "esperaré al Dios de mi salvación" (Miqueas 7: 7). Isaías escribió, "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado." (Isaías 26: 3). La fe es el constante contemplar del corazón de Dios en amor.
La serpiente de metal en el desierto (Números 21: 5-9) es una figura de Cristo en la cruz. " Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna." (Juan 3: 14, 15) Las serpientes representan pecado y la muerte. El poste tipifica la cruz. La serpiente de metal figura a Cristo que soportó nuestros pecados. Mirar a la serpiente de metal tipifica la fe del pecador mirando al Cordero de Dios crucificado.
El escritor de Hebreos desafía a los creyentes a mirar a Jesús, y tener fe en él: "Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios "(Hebreos 12: 1, 2) Mirar a Jesús es creer en él.
Creer en Cristo no es un simple vislumbre o una simple percepción intelectual de los hechos sobre él. Creer en Él implica una definición fija y definida sobre la importancia de Cristo. En una fotografía, los rayos de luz producen las delimitaciones del objeto que se está fotografiando dentro de las lentes de la cámara y hace la impresión sobre la película. Por la fe, las características morales de Cristo son convertidas e impresas sobre la mente y el corazón de aquel que está en constante mirada hacia él en amor. "Por tanto, nosotros todos, mirando con el rostro descubierto y reflejando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor" (2 Corintios 3: 18).
En un devocional clásico, Hannah W. Smith escribió:
Tu idea de fe, supongo, ha sido algo así. Tú ha mirado a ella de alguna manera como una especie de cosa- como el ejercicio religioso del alma o una disposición interna y gentil del corazón; algo tangible, de hecho, la cual, cuando tengas seguridad en ella, puedas mirar y alegrarse, y usarla como pasaporte para el favor de Dios, o como una moneda con la que adquiere Sus dádivas. Y tú has orado por fe, esperando en todo momento obtener algo así; y nunca ha recibido tal cosa, usted está insistiendo sobre eso, para aquello que no tiene fe.
Ahora la fe, de hecho, no está en un bajo grado como éste. No se trata de algo tangible. Ella es simplemente creer en Dios; y como visión, no es nada separado de su objeto. Usted debe cerrar sus ojos y mirar hacia adentro, y ver como si tuviera visión; tú crees en algo, y entonces sabes que tienes fe. Usted ve algo y entonces sabes que tienes la visión, crees en algo, entonces tienes fe. Así como la visión es simplemente verla, así la fe es el creer. Y como la única cosa necesaria sobre la visión es que usted ve el objeto como él es, así que la única cosa necesaria sobre creer es que usted crea en algo como es. La virtud no reposa en su creencia, sino en algo que usted cree. Si usted cree en la verdad, usted está salvo; si crees en la mentira, estás perdido. El acto de creer en ambos casos es el mismo, las cosas creídas son exactamente lo opuesto, y esto es lo que hace la mayor diferencia. Su salvación no porque tu fe te salva, sino porque ella te une con el Salvador que salva: y tu creencia no es más que este eslabón. (Hannah W. Smith, The Christians Secret of Happy Life, Nueva York: Revell, 1888, págs. 75, 76)
Así como el arrepentimiento, la fe está relacionada con las tres funciones de la mente del hombre, denominadas intelecto, sensibilidad y voluntad. Intelecto es la habilidad del hombre para pensar; la sensibilidad, la habilidad de sentir; la voluntad, la habilidad de elegir. En cuanto al intelecto, la fe es creer. En cuanto a la sensibilidad, la fe es confidencia. En cuanto a la voluntad la fe es la lealtad.
1.Creer. El creer es la fe relacionada al intelecto del hombre. La creencia reconoce la fidelidad de ciertos hechos. El conocimiento es esencial para creer. No es posible que alguien tenga fe si no conoce lo que cree. Para tener fe, se debe comprender lo que se cree. La fe no es meramente la mirada; es el ver. El hombre cree en Cristo solamente después de que lo conoce. Alguien puede caminar con Cristo en la oscuridad sólo después de seguir sus huellas y haber aprendido de él. Las cuatro F de la vida del cristiano son hechos, fe, =sentimiento y fruto. Los hechos y la fe son requisitos, sentimiento y frutos son resultados. "La fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios." (Romanos 10: 17). Algunos hombres cierran sus Biblias y oran por fe. Ellos deberían abrir sus Biblias y permitir que Dios les dé fe en la medida que mediten en su Palabra. La fe intelectual solamente es incompleta. La creencia debe producir confidencia, lealtad y entrega. Si alguien tiene una enfermedad trágica y cree que ciertos especialistas lo pueden curar, él estará ejerciendo la fe intelectual. Su fe es intelectual, cree sólo en el experto, sin embargo, eso no curaría la enfermedad. Sólo después de que visita al especialista personalmente y se pone en sus manos, puede ser curado. Sólo la fe intelectual es muerta. "¿Crees que hay un solo Dios? Haces bien; también los demonios lo creen y tiemblan. "(Santiago 2: 19) La genuina fe viva incluye confidencia y lealtad, así como el creer.
2. Confidencia. La confianza viene de la fe cuando se relaciona con el sentimiento o la sensibilidad del hombre. La confidencia reconoce la verdad y las promesas del evangelio como inmediatamente aplicables a las necesidades de su propio corazón. La creencia debe ser un objetivo, un reconocimiento de la verdad sin intereses, la confidencia es la aplicación subjetiva y personal de la verdad para el individuo. El creyente no sólo cree que Dios responde la oración, sino que también tiene confianza de que Dios responderá su oración. La confianza no sólo sabe que Jesús murió de manera que los pecados fueran perdonados, sino que confía en que Jesús murió por él y está apto para perdonarle los pecados. El cristiano no sólo cree que las promesas de la resurrección para la inmortalidad son verdaderas, sino que también confía en Cristo que lo resucitará de los muertos a la inmortalidad cuando él venga. El creyente tiene plena confianza en Dios y en Cristo. No sólo cree que lo que Dios dijo es verdad, sino también confía en Dios y sabe que cualquier cosa que él dice es verdad.
3. Lealtad. La lealtad es la fe cuando está relacionada con la voluntad del hombre. La lealtad es la verdadera esencia y el elemento que corona la fe. Es una completa e incuestionable firmeza de alguien sobre el otro. Sin la lealtad, la creencia y la confianza no constituyen una fe que salva. La lealtad incluye el creer y la confianza, pero el creer y la confidencia se puede ejercer sin la lealtad. Muchos convertidos se vuelven "apóstatas" porque su fe estaba limitada al intelecto y las emociones. "El que fue sembrado en pedregales es el que oye la palabra y al momento la recibe con gozo, pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza." (Mateo 13: 20, 21). La conversión incompleta resulta del hombre que tiene conocimiento sobre Cristo y la Biblia pero no rinde su vida a Cristo y no le es leal. La lealtad incluye dos pensamientos primarios: entrega y apropiación. Como rendición, la lealtad es entregarse a Cristo. Como apropiación, la lealtad es recibir el sacrificio de Cristo en la vida. De esta manera se establece una unión vital entre el creyente y Cristo.
Entrega. En la conversión, el pecador reconoce a Jesús como su Señor. Reconoce la autoridad de Cristo y permite que él se convierta en influencia dominante sobre su vida. La entrega marca la abdicación de sí. Es una declaración de dependencia hacia el Señor, es un voto de lealtad eterna para él. El hombre fue hecho de una forma que está incompleto hasta que se rinda al señorío de nuestro Salvador. Siendo Jesús perfecto amor, nadie teme entregar la vida en sus manos.
Jesús tiene el derecho de ser nuestro Señor porque él murió como nuestro Sacrificio. Él nos compró por un precio. (1 Corintios 6: 20, 7: 23.) La principal palabra en el griego traducida como "Señor" es Kyrios, la cual significa lo que tiene autoridad y es señor porque él es el poseedor. Jesús es descrito como Señor cerca de mil veces en el Nuevo Testamento. Él dijo: "Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque lo soy" (Juan 13: 13).
La fe salvadora confirma a Jesús como Señor personal. "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa." (Hechos 16: 31). "Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo." (Romanos 10: 9). "y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que lo obedecen." (Hebreos 5: 9) Saulo de Tarso preguntó: "Señor, ¿qué debo hacer?" (Hechos 9: 6). El centro de la vida de Saulo fue transformado del yo a Cristo. Él se rindió a la autoridad de Cristo, y al compartirla vivió como su siervo. Saulo, el pecador, se tornó en Pablo el apóstol. Él dijo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. " (Gálatas 2: 20).
La entrega, por tanto, está en la sumisión, consagración, comisión y entrega del yo al dominio del Señor. Es un acto realizado una sola vez y para siempre en la conversión. Su realidad es constantemente reconocida y reafirmada cada día.
¡Has según tu voluntad, Señor! ¡Según tu voluntad!
Tú eres el alfarero, yo soy el barro.
Moldéame y has en mí según tu voluntad,
Mientras yo espero sumiso y tranquilo.Adelaida A. Pollard, 1906.
Apropiación. En la conversión, el pecador reconoce a Jesús como su Sacrificio, Sustituto, y Salvador. Por la confianza en Cristo el creyente alcanza y acepta los dones de la salvación de Dios. Él se identifica como alguien por quien Jesús murió. Así reclama como propio todos los beneficios espirituales efectuados por el sacrificio de Cristo. Acepta como un hecho lo que Dios ha prometido; reconoce que ha sido perdonado, justificado, reconciliado, redimido, hecho santo, está en novedad de vida, y adoptado. Reconoce la verdad de que entró en Cristo y que Cristo entró en él. Sabe que a través de Cristo tiene una posición legal y una relación vital con Dios.
La confianza es un acto deliberado. Ella implica la función de la voluntad del hombre. Es un acto definido mediante el cual el pecador quita todas las barreras entre él y Cristo, abre la puerta del corazón, y permite que Cristo entre y haga residencia permanente. La confianza en Cristo se describe viniendo hacia él (Mateo 11: 28-30, Juan 6: 35, 37), como recibirlo, como volando hacia Él como refugio y firmando sobre Él (Hebreos 6: 18), como el hambriento y sediento, y cómo comiendo y bebiendo (Isaías 55: 1, Mateo 5: 6, Juan 4: 14, 6: 51-58, 7: 37). Nuestro Señor invita: "Ven a mí" (Juan 7: 37). El pecador responde: "Señor, yo vengo.”
Así como soy, sin ningún derecho,
pero tu sangre fue derramada por mí,
y de lo que ofrendas a mí vengo a ti,
oh Cordero de Dios, vengo, yo vengo.-Charlotte Elliot, 1836.
La fe salvadora es un acto de la voluntad que conecta al pecador con Dios a través de Cristo. A través del sacrificio de Cristo, Dios quitó la barrera creada por el pecado del hombre en relación a su santidad y justicia. Mediante la fe, el pecador quita la barrera entre él y Dios la cual fue creada por la indisposición del hombre en aceptar el amor de Dios. La fe abre la puerta y permite que Cristo entre como Señor y Salvador. La fe derriba la barrera, quita el bloqueo, y permite que la gloriosa gracia de Dios fluya en el corazón del pecador. Por decisión voluntaria y libre, el pecador se identifica con Cristo y se apropia de los beneficios de su obra salvadora.
En la conversión, la fe es un acto único de voluntad a través de la cual el pecador se rinde a Cristo por la eternidad. En la secuencia de la vida cristiana, la fe es un acto continuo y una actitud constante por la cual el creyente mantiene su relación redentora con Cristo. En la conversión la fe es una acción en los años que suceden en la vida cristiana, la fe es un acto continuo y actitud constante. Como un acto en la conversión, la fe es el fijar voluntariamente los ojos del corazón sobre Cristo como Señor y salvador. Como una actitud mediante la vida del cristiano, la fe es una constante mirada y constante contemplar desde el corazón a Cristo a través del amor.
Nuestro Señor expresó dos pensamientos paralelos: "Para Dios todo es posible." (Mateo 19: 26), y "al que cree todo le es posible." (Marcos 9: 23). En un sentido, la fe es la mano que mueve la mano de Dios. Todas las cosas se hacen posibles por la fe porque la fe hace posible la obra de Dios en la vida del creyente. La fe provee el canal mediante el cual las bendiciones del evangelio pueden fluir del corazón de Dios al corazón de los pecadores.
La fe es el eslabón de salvación: Marcos 16: 16; Hechos 16: 31; Romanos 1: 16; 10: 9, 10; Efesios 2: 8; 2 Timoteo 3: 15. La fe hace un eslabón con la oración: Mateo 21: 22; Marcos 11: 24; Juan 15: 7; Santiago 5: 15; 1 Juan 5: 14, 15.