Centro de Recursos Ministeriales "Sinaí"

ÍNDICE

Parte Tres
Hamartiología

Capítulo 32
El Pecado de Adán y su Posteridad

Observando que el pecado es universal entre los hombres y que ha sido una trágica realidad a través de la historia humana, alguien puede ser inducido a preguntar concerniente al origen del pecado y la manera en que los hombres se han vuelto pecadores.

El pecado tuvo un origen definido. A diferencia de Dios, el pecado no existe desde la eternidad. Hubo un tiempo en que no había pecado. Hubo un tiempo en que todas las criaturas vivieron en perfecta obediencia al Creador.

"Hubo un tiempo en que la voluntad de Dios era obedecida en la tierra, como es en el cielo”.

El pecado tuvo su principio entre los hombres en la desobediencia del primer hombre y mujer. La razón por la cual todos los hombres nacen pecadores es porque existe una relación definida entre el pecado de Adán y su posteridad.

I. El Pecado del Primer Hombre

El primer pecado ocurrió cuando Adán y Eva se rebelaron contra Dios. Ellos desobedecieron su mandamiento de que no debían comer de un determinado árbol situado en el Jardín del Edén.

El mandato específico de Dios que Adán desobedeció está registrado en los siguientes versos: "Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto comerás; Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás." (Génesis 2: 16, 17).

El acontecimiento histórico del primer pecado del hombre está registrado en el tercer capítulo de Génesis. Entonces la serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo que Jehovah Dios había hecho, dijo a la mujer: —¿De veras Dios os ha dicho: "No comáis de ningún árbol del jardín"?

La mujer respondió a la serpiente: —Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Pero del fruto del árbol que está en medio del jardín ha dicho Dios: "No comáis de él, ni lo toquéis, no sea que muráis." Entonces la serpiente dijo a la mujer: —Ciertamente no moriréis. Es que Dios sabe que el día que comáis de él, vuestros ojos serán abiertos, y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal. Entonces la mujer vio que el árbol era bueno para comer, que era atractivo a la vista y que era árbol codiciable para alcanzar sabiduría. Tomó, pues, de su fruto y comió. Y también dio a su marido que estaba con ella, y él comió. Y fueron abiertos los ojos de ambos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron ceñidores. Cuando oyeron la voz de Jehovah Dios que se paseaba en el jardín en el fresco del día, el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehovah Dios entre los árboles del jardín". (Gén. 3: 1-8)

La prueba de Adán y Eva es un acontecimiento histórico. Es una historia verdadera; realmente sucedió. No es simplemente una alegoría, leyenda o fábula. Adán y Eva fueron realmente personas. Ellos vivieron en un jardín real. Ellos pecaron comiendo del fruto de un árbol real.

II. El propósito de la Prueba de Adán

Alguien podría preguntar: "¿Por qué Dios colocó el árbol prohibido en el jardín? ¿Cuál era su propósito? ¿Dios quería que Adán pecara? ¿No fue Dios indirectamente el responsable del pecado de Adán? De ninguna manera Dios fue responsable del pecado de Adán. Él permitió que esto sucediera, pero no compartió la culpa. Dios no peca, ni incita al hombre al pecado. Dios prueba a los hombres para revelar el carácter de ellos (Génesis 22: 1) y para desarrollar sus virtudes. (Santiago 1: 2-4), pero Dios no tienta a los hombres con el fin de llevarlos al pecado. La inducción del hombre al pecado no se originó en Dios. "Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de Dios: porque Dios no puede ser tentado de los malos, ni él tienta a alguno:." (Santiago 1: 13).

Dios puso el árbol del conocimiento del bien y del mal en el jardín con una orden específica de que el hombre no debía comer de él, el primer hombre y mujer debían ser probados. Había que ponerlos a prueba. Los progenitores ancestrales de la raza humana necesitaban ser colocados en una situación de modo que sus naturalezas interiores pudieran ser manifiestas. A la imagen de Dios, el hombre tenía libertad de elección. Él tenía el poder para tomar decisiones. Si el hombre hubiera sido creado como un robot, él podría vivir en obediencia a Dios mecánicamente sin ninguna elección de la materia. A Dios es más agradable sin embargo, que voluntariamente el hombre escoja amar, adorar y obedecerlo. Dios deseaba la eternidad poblada con una raza de hombres que voluntariamente escogieran vivir para su gloria.

La inclinación del hombre era para con Dios, pero puesto que él tenía el poder de decisión para elegir lo contrario, él podría confirmar su decisión sólo por la elección deliberada ante la posibilidad de una opción contraria." (Thiessen, op. Cit. 248).

Dios no quiso que Adán pecara. Él no quiso que comiera del fruto del árbol prohibido. Él deseó que el hombre voluntariamente eligiera vivir en sumisión a su autoridad y en obediencia a su voluntad.

III. Naturaleza del Primer Pecado

Adán tuvo únicamente una tentación. Sería necesario solamente una enfermedad para estar enfermo; Adán necesitó cometer un pecado para ser pecador. Una prueba fue suficiente para revelar la naturaleza interior del primer hombre.

La palabra "tentación" tiene dos significados. En primer lugar, una tentación es lo que induce o seduce a alguien al pecado por la promesa de un placer o una ganancia. Segundo, la tentación es una prueba o clasificación con el el propósito de desarrollar o revelar virtud.

Cualquier objeto, persona, o situación que pueda servir de inducción para la violación de los patrones de justicia de Dios, es una tentación.

Ser tentado al pecado no es pecado en sí. El pecado es el acto de ceder a la tentación. Alguien peca cuando se entrega, responde, cede y consiente en pecar. "sino que cada uno es tentado, cuando de su propia pasión es atraído y seducido. Entonces la pasión, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte." (Santiago 1: 14, 15). El hombre es seducido a pecar por las promesas de ganancia y placer. Los tres aspectos a los que la tentación recurre a hacer que la mente carnal se describe como "el deseo de la carne, y el deseo de los ojos, y el orgullo de la vida" (1 Juan 2: 16). El árbol era bueno para la comer (la codicia de la carne); era agradable a los ojos (la codicia de los ojos) era deseable para hacer sabio (el orgullo de la vida).

La naturaleza del pecado de Adán y Eva fue una rebelión contra Dios. Fue una inclinación interior de sus voluntades alejadas de Dios. Fue la confirmación del ego en antagonismo a Dios. En esta sección lector es conducido a la sección sobre "La esencia del pecado" para mayores detalles que consideran la revuelta del hombre hacia Dios. Es importante notar que el pecado de Adán fue doble. Él tenía un aspecto interior y otro exterior. Hubo algo que hizo Adán y algo en lo que se convirtió. Lo que se convirtió en resultado de lo que hizo. Adán pecó interiormente antes de pecar exteriormente. Él se rebeló contra Dios en su mente y corazón y voluntad al cometer el acto de la desobediencia exterior. El acto externo de comer del fruto prohibido fue una revelación de su revuelta interior contra Dios.

IV. La Imputación del Pecado de Adán

La culpa del pecado de Adán fue imputada a todo miembro de la raza humana. Por lo tanto, cada persona nace como pecador, bajo condenación y en necesidad de salvación. El pecado que es imputado a toda la raza humana no fue meramente el acto exterior de Adán en comer del fruto prohibido. El acto individual de pecado exterior no puede ser imputado de una generación a otra. Aquel pecado de Adán que está sobre todo el hombre es la sublevación original de la raza humana contra Dios. Esta sublevación original se reveló en el acto de pecado de Adán. Adán ya había pecado antes de tener el fruto en su boca. Su acto exterior de comer del fruto prohibido fue una revelación del pecado en su naturaleza interior.

"Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron" (Romanos 5: 12). "por la transgresión de aquel uno muchos murieron" (Romanos 5: 15). "el juicio vino a causa de un solo pecado." (Romanos 5: 16). "Por la ofensa de un hombre la muerte reinó" (Romanos 5: 17). "Por la ofensa de uno el juicio vino sobre todos los hombres para condenación "(Romanos 5: 18). "Por la desobediencia de un hombre muchos se hicieron pecadores" (Romanos 5: 19).

El pecado de Adán y Eva hizo pecadores a todos sus descendientes. Así como Leví estaba en Abraham y pagó los diezmos a Melquisedec (Hebreos 7: 9, 10), así todo hombre estaba en Adán y participó en el primer pecado humano. Todo hombre está en deuda, culpa y pena del pecado original que cometió en Adán. Por lo tanto, todos los hombres son nacidos como pecadores y tienen necesidad de salvación.

Sumado a la vida física, todo individuo recibe dos cosas de Adán. Primero, hereda la naturaleza pecaminosa transmitida. Él nace con una naturaleza antiDios, egoísta y corrupta. Esto está designado en la Biblia como la "mente carnal", "viejo hombre", y "la carne". Esto está en la naturaleza interior y produce los actos de pecado. En el siguiente capítulo prestaremos atención a este tema. Lo segundo es el hecho de que todas las personas reciben de Adán la culpa imputada por el pecado original de la raza humana.

¿Qué significa la imputación? La imputación se puede establecer como la transferencia de algo a alguien con base legal para este procedimiento. Imputar es computar, contar, acreditarle la responsabilidad de alguien. Pablo ilustró el significado de la imputación cuando escribió para Filemón. Él le dijo a Filemón que si Onésimo, el esclavo convertido, hubiese errado o le debiera algo, que lo cargara su cuenta de Pablo. (Filemón18). La imputación está asociada con tres mayores doctrinas de la Biblia. Está implicada en la doctrina del pecado, el sacrificio de Cristo y la justificación por la fe. El pecado de Adán es imputado a toda la raza humana. El pecado de los creyentes es imputado a Cristo. Como una base para justificación, la justicia de Cristo es imputada al creyente.

¿Cómo puede Dios simplemente imputar el pecado de Adán a toda la raza humana? H. Strong responde esta pregunta en las siguientes palabras: "Dios imputó el pecado de Adán inmediatamente a toda su posteridad en función de que la unidad orgánica de la humanidad existe en toda la raza humana desde la transgresión de Adán, no individualmente, sino embrionario en él como la cabeza. La vida total de la raza humana estaba en Adán; la raza vino a tener existencia por él. Su esencia aún no estaba individualizada, sus fuerzas no estaban distribuidas; los poderes que hoy existen en hombres separados estaban unificados y localizados en Adán; la voluntad de Adán era todavía la voluntad de las especies. En el acto espontáneo de Adán, la voluntad de la raza se rebeló contra Dios y la naturaleza de la raza se corrompió. La naturaleza que poseemos ahora es la misma naturaleza corrupta en Adán- "no meramente de la misma especie, sino que el mismo se deriva en nosotros proveniente de él." El pecado de Adán es imputado a nosotros inmediatamente, sin embargo, no como algo extraño a nosotros, sino porque es de nosotros. (Strong, Op. Cit., Pag. 619, 620).

Adán y su posteridad son uno. Hay una unidad de naturaleza orgánica entre Adán y sus descendientes. Adán no fue simplemente la cabeza representativa de la raza humana sino que él era la raza humana. La completa raza humana existió en Adán, su cabeza natural.

La justicia de Cristo es imputada al creyente porque él se hizo uno con la humanidad. El pecado de Adán es imputado a todos los hombres porque todos los hombres son uno en Adán.

Todo hombre nace pecador. Su estado de pecado no depende enteramente de sus actos personales. La Biblia enseña que una persona es un pecador incluso antes de cometer cualquier acto de pecado o incluso antes que su naturaleza de pecado heredada haya tenido la oportunidad de expresarse. Todo hombre nace como pecador por su participación en el pecado original de la raza humana en Adán.

Para probar que todo hombre nace pecador antes de cometer cualquier acto personal de pecado, Pablo se refiere al período de tiempo entre Adán y Moisés. Él escribió: "Antes de la Ley ya había pecado en el mundo; pero donde no hay Ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir." (Romanos 5: 13, 14). Los pecados de los hombres viviendo entre Adán y Moisés no transgredieron ninguna ley divina externa como fue dada a Adán. Estos hombres no pecaron "de forma semejante a la transgresión de Adán". Ellos no estaban en el Jardín del Edén cada cual pasando por la prueba. La muerte reinó de Adán hasta Moisés" porque todos los hombres nacen pecadores e imputados de la culpa del pecado original de Adán.

V. Divergencias en las Teorías de Imputación

La explicación que hemos presentado en el capítulo concerniente a la imputación del pecado de Adán a su posteridad es a veces designada como la Teoría de la Supremacía Natural de Adán. Esta explicación se puede encontrar en los escritos de Tertuliano (220), Hilario (350), y Ambrosio (374). Ésta fue elaborada por Agustín (353-430) en los escritos contra Pelagio. Esta visión fue defendida por Lutero y Calvino en el tiempo de la Reforma. En los escritos de W. G. Shedd, A H. Strong, Samuel J. Baird, Henry C. Thiessen, Lewis Sperry Chafer, y muchos otros. Sumado a esta explicación están cinco de las mayores falsas teorías concernientes al pecado de Adán y el pecado universal de la humanidad. Estas cinco teorías son: (1) Teoría de Pelagio; (2) La Teoría de Arminio; (3) La Teoría de la Nueva Escuela, (4) La Teoría Federal; (5) La Teoría Placeana.

Las tres primeras teorías niegan que exista cualquier conexión definida entre el pecado de Adán y el estado pecaminoso de la raza humana. Las dos últimas teorías declaran que no existe una conexión definida entre Adán y la culpa y la degradación de sus descendientes, y buscan explicar la relación entre estos dos pensamientos. Las primeras tres teorías insisten en que el hombre no hereda la condenación por el pecado de Adán. Las dos últimas afirman que el hombre no hereda condenación.

1. La Teoría Pelagiana. Esta teoría puede ser titulada la "Naturaleza Inocente del hombre. "Pelagio, un monje británico, nació alrededor de 370 dC. Él enseñó su doctrina en Roma en el año 409. Fue condenado por el Concilio de Cartago en 418. Asociados con él estaban Celesio, un profesor y jurista, y Julián, un obispo italiano de Euclanum. La teología general de Pelagio fue abogada por los Socinianos en el tiempo de la reforma y los Unitarios en tiempo moderno. Pelagio enseñó que los hombres nacen en el mismo estado de Adán cuando fue creado, ellos son inocentes, libre de tendencias depravadas, y no tienen herencia del pecado original. De acuerdo con él, no hay algo como pecado original. Él enseña que el pecado de Adán alcanzó solamente a él mismo y que su pecado no fue imputado a sus hijos. Ellos afirman que el efecto del pecado de Adán sobre su posteridad es sólo un mal ejemplo. De acuerdo con esta teoría, cada hombre establece una prueba para sí; el pecado consiste no sólo en la elección deliberada por el mal; los hombres tienen un don natural en obedecer la ley de Dios. "Si yo convengo, puedo." Pelagio insistió que es posible para el hombre vivir sin pecado. Él dijo que los hombres pueden ser salvos sin el evangelio; el evangelio, sin embargo, hace la obediencia a Dios más fácil. Él enseñó que Adán habría muerto de cualquier forma y la muerte física no tiene relación con el pecado. La teoría de Pelagio es falsa. No apoya las enseñanzas de la Biblia.

2. La Teoría Arminiana. La Teoría Arminiana es también conocida como Semipelagianismo porque ocupa una posición intermedia entre Pelagio y Agustín. Ésta fue defendida en el siglo V por Juan Casiano en Marsella, Francia, y Fausto, obispo de Riez, en Francia. Fue sostenida por Arminio (1560-1609) profesor en la Universidad de Leyden, en Holanda; por el jurista, Grotius; y por la Iglesia Metodista.

De acuerdo con esta teoría, los hombres naturalmente están exentos de la justicia original, y por la debilidad heredada de Adán, los hombres son ineptos sin la ayuda de Dios para obedecerle y obtener la vida eterna.

Los defensores de esta teoría afirman que el hombre hereda esta incapacidad natural y no son responsables de ello, no hay culpa relacionada con esta incapacidad. Ellos enseñan que, como un tema de justicia, Dios da a cada niño recién nacido una influencia especial del Espíritu Santo para neutralizar el poder de la corrupción heredada y tronar la obediencia posible. De acuerdo con ellos, cuando la espontaneidad y conciencia individual reconoce y ratifica sus tendencias natas hacia el pecado Dios le imputa el pecado.

3. La Teoría de la Nueva Escuela. La teoría de la nueva escuela ha sido defendida por Hopkins, Emmons, Dwight, y Finney. Fue defendida por la Nueva Escuela de los presbiterianos y Congregacionalistas. De acuerdo con esta teoría, el hombre nace con tendencia hereditaria al pecado, y todos los hombres pecan en la medida que alcanzan la conciencia moral. Quienes enseñan esta teoría, afirman que la tendencia heredada al pecado no es imputada al hombre como el pecado en sí. Ellos enseñan que Dios no imputa el pecado de Adán al hombre; Dios imputa al hombre solamente sus propios actos de transgresión personal y voluntaria de la ley conocida.

4. La Teoría Federal. Se puede llamar esta teoría de "Condenación por el Concierto." La Teoría Federal ha sido una doctrina en la Iglesia Reformada. La teoría tuvo origen con Coccio (1603-1669), un profesor en Leyden en Holanda, y fue elaborada por Turretin (1623-1687). Esta teoría fue defendida por Charles Hodge y Louis Berkof, entre otros.

De acuerdo con esta teoría, Dios hizo a Adán como representante de toda la raza humana e hizo concierto con él. Los términos del concierto estaban en que Dios prometió dar la vida eterna a Adán y su posteridad si él, la cabeza federal, obedecía a Dios. Si Adán, como cabeza federal de la raza humana, desobedecía a Dios, corrupción y muerte serían infligidas como castigo sobre Adán y su posteridad. De acuerdo con esta teoría, Dios contabiliza todo de los descendientes de Adán como pecadores y los condena por el pecado de Adán porque él era representante de este concierto. Esta teoría es falsa. No hay mención de tal concierto en la Biblia. Adán, sin embargo, no era simplemente el representante legal de su posteridad; él era la cabeza natural de la raza humana. Los hombres son constituidos pecadores, no por ser representados por Adán, sino porque ellos estaban en él y son orgánicamente unidos a él.

5. La Teoría Placeana. Esta teoría puede ser descrita como "Condenación por la depravación." La Teoría Placeana recibió su nombre de Placeus (1606-1655), un profesor de teología en Saumur, en Francia. Algunos de los que abogan esta teoría han sido H. B. Smith y E. G. Robinson. De acuerdo con esta teoría el estado pecaminoso nato es la consecuencia, pero no la pena por el pecado de Adán. El hombre hereda una corrupción física y moral de Adán. La corrupción nata, de acuerdo con esta teoría, es la única cosa que Dios imputa al hombre. Los hombres que aseguran esta teoría enseñan que el hombre nace pecador no porque haya estado en Adán o representado por Adán, sino porque tiene una naturaleza corrupta. La verdadera explicación de la imputación del pecado es que toda la raza humana existió en Adán, su cabeza natural. Todos los hombres, por lo tanto, participaron en el pecado original de Adán. Ellos comparten su culpa y están sujetos a sus penas.